Hasta las detenciones de “El Huevo” y de “El Bronco, no habían parado de hablar acerca de la resolución del Parlamento Europeo sobre la seguridad y la libertad de expresión en México. Don Andrés no se la acaba con las críticas a la… singular redacción de su respuesta. En el supuesto de que los vociferantes le hayan escarbado a la nota y sí hayan leído la mentada resolución, les tengo noticias: no guarden el pico y la pala, porque me temo que el hoyo debe ser más profundo.
El texto de la propuesta de resolución sobre México surgió de cinco de los partidos “paneuropeos” que hacen bancadas en el Parlamento Europeo, además de un solitario eurodiputado independiente. La gran mayoría de firmas surgió del Partido Popular Europeo (European People’s Party Group- EPP), que se define entre centro y centroderecha, aunque con un potente ADN demócrata cristiano. Otro gran aportador de rúbricas fue Renovar (Renew Europe), un partido equilibrista en el centro que admite tendencias de derecha e izquierda, pero creo que no tanto como un “big tent”. De los firmantes de Renovar, sólo dos o tres tienen alguna tendencia de izquierda. Otra buena provisión de firmas aportó el partido Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), que obviamente tiende desde la derecha razonable hasta la derecha histérica (Vox, vgr.).
Por la tendencia de centro izquierda a izquierda, Alianza de Socialistas y Demócratas (S&D) aportó tres firmas; los Verdes-Alianza Libre Europea (Greens-EFA), colaboró con dos. Un eurodiputado independiente italiano completó el documento. Vistos en lo individual, de 70 y tantos eurodiputados firmantes, cerca de 10 tienden a la izquierda. Los demás son centro, centro derecha, derecha o ultraderecha, que para el caso son la misma cosa. Los eurodiputados de Polonia fueron los más entusiastas con sus plumas (12); les siguen en cantidad de firmas, España, la República Checa, Rumania y Eslovaquia. Otros 16 países fueron muy ahorrativos con sus tinteros.
Aunque hubo una propuesta más, la del eurodiputado por España Miguel Urban Crespo (partido español Podemos, de izquierda), que iba en el mismo sentido pero términos un poco distintos. Al final no se le mencionó entre los documentos que formaron el texto común de la propuesta que acabó siendo aprobada por mayoría. Yo supongo que algo no andaba bien en ese paraíso parlamentario porque Urban Crespo dijo durante el debate en la sesión plenaria del 10 de marzo: “El problema es que algunos grupos políticos de esta Cámara están utilizando esta situación como un arma arrojadiza contra el gobierno mexicano, con unos intereses que poco tienen que ver con la defensa de los periodistas y de los defensores de los derechos humanos. Y esto es intolerable”.
En lo personal, yo no le doy mucha importancia al Parlamento Europeo. No es que repudie su dignidad parlamentaria sino que, como pasa en México, dudo de sus intereses y su capacidad (Europa es más vieja, no necesariamente más inteligente o menos corrupta). Además, tienen la costumbre de estar haciendo recomendaciones a países que no representan. Aun creyendo que sus resoluciones sean bien intencionadas, la Unión Europea es un revoltijo de problemas muy graves que deberían resolver antes de aconsejar sobre los ajenos.
El bochinche que armaron con México sólo ha servido para caldear ánimos y elevar tonos. No sé si habrá consecuencias diplomáticas. No lo creo. A Europa no le conviene. Lo que sí le conviene, no a gobiernos sino a empresas, es la seguridad en México. La posibilidad de hacer negocios entre Europa y México es atractiva para ambos. Esta polémica sólo abarata los términos de negociación, lo que favorecería a empresas extranjeras; podrían condicionar sus actividades a una compensación por los riesgos (yo lo haría). Se comprende la votación del parlamento a favor de la resolución. No podían hacer otra cosa si “parece” que sólo se pide seguridad para periodistas y activistas. Es como la retórica de los “provida”. ¿Quién puede declarar estar en contra de la vida? Pero el gusano está dentro de la manzana.
Volviendo al eurodiputado español Urban Crespo, ¿No parece sospechoso que criticara la resolución cuando él mismo había hecho una sobre la libertad de expresión y la seguridad en México? ¿No sería que el texto final escondía un objetivo distinto? En sus propias palabras, repito: “unos intereses que poco tienen que ver con la defensa de los periodistas y de los defensores de los derechos humanos”.
En verdad es muy cómodo gruñir contra la redacción desparpajada del texto de don Andrés, tan inapropiado para los cánones de la diplomacia. Pero don Andrés dice que no es un asunto diplomático sino político (yo añadiría que más en el fondo es un asunto económico). Vale. Y en esos nuevos términos, la codificación de la respuesta es su privilegio. De hecho, es un buen sistema de medición para identificar las declaraciones legislativas en México. Porque le hemos oído peores verborreas a diputados federales y senadores mexicanos en plena tribuna. Es decir, ¿legislan o hacen política?
Así que no nos vayamos con la finta o nos tragaremos la manzana con todo y gusano. Antes de apoyar absolutamente la resolución, mejor hagamos labor de zapador en la forma cómo se propuso y en quiénes la propusieron. La resolución es un escaparate solamente. Y la respuesta de don Andrés, me temo que… ¡también! Y en ésta, lo que menos importa son los eurodiputados, porque respondiendo a ellos nos habló a nosotros. Y el mensaje es bravucón, pero gregario.