Ambos nacieron en Magdalena de Kino, Sonora, uno el 10 de febrero de 1950 y el otro el 31 de julio de 1985. Padre e hijo del mismo nombre, una marca registrada en el subconsciente político nacional que según la opinión de muchos sigue vigente y aún faltan metas por cumplir. Evocar a uno no hace recordar al otro. La presente puede tomarse como un panegírico o una apología a Luis Donaldo Colosio Murrieta (LDCM) en su vigésimo octavo (XXVIII) aniversario luctuoso.
Quienes lo conocieron dicen del padre que era de talante discreto, pero con buen sentido del humor, exigente en el trabajo y con un claro proyecto para transformar esta tierra que lamentablemente no le permitieron aterrizarlo en la realidad de nuestro país. Era además una persona de trato abierto y amable. Podemos decir, sin temor a equivocarnos, o que se nos acuse de hiperbólicos que es el Pedro Infante de la Política en México.
Se le daba la academia. Economista egresado con honores del Tec de Monterrey, hizo una maestría en economía regional y estudios de doctorado en la Universidad de Pennsylvania, en EU. Realizó, además, una estancia de un año en el Instituto Internacional para el Análisis de Sistemas Aplicados en Austria, donde desarrolló investigaciones sobre migración, urbanización y desarrollo en México.
De su estilo de hacer política dicen que siempre estaba dispuesto a escuchar y que era paciente y cordial. Sin duda, reservado, discreto, pero no desprovisto de sentido del humor y continuamente decía a sus cercanos que en el cumplimiento de la responsabilidad política no hay mejor consejo que el de la humildad. Jamás lo cambió el poder.
La recomendación más puntual a su gente era: Les pido que trabajen en equipo y sin ingenuidades, con los pies en la tierra y sobre todo buenas maneras con todos, todo el tiempo; solía decir que las buenas maneras en política son un buen negocio político, ahí queda como una lección para los que hoy ejercen dicha vocación en la actualidad.
Cabe mencionar que dentro de su carrera política, LDCM fue diputado federal en 1985 en los tiempos de Miguel de la Madrid Hurtado. Coordinó la campaña presidencial de Carlos Salinas de Gortari y en ese mismo tiempo fue senador electo y ya como presidente CSG, fue presidente del CEN del PRI y el primer secretario de Desarrollo Social del país a quien le toco orquestar el programa social de ayuda “Solidaridad”.
Quizá lo que más incomodó a sus enemigos políticos fue que quería cambiar al PRI. No solo de nombre sino de fondo. Tenía fundamentos vivenciales para éste anhelo de cambio pues hizo toda su carrera en este instituto politico y sabía que eso era lo necesario.
Es de suma relevancia mencionar que tuvo largas conversaciones de diferentes tópicos que sostuvo con sus más cercanos colaboradores sobre el PRI y su futuro, así como el desplome de la Unión Soviética, aun no aparecía Putin en el escenario; le gustaba también abordar el tema de la transformación del Partido Comunista Italiano, en 1991, en Partido Democrático de Izquierda.
Otros tantos lo recuerdan con la palabra que respondía cada que le iban a plantear algún problema y era el punto de partida de la solución, decía con fuerza: ¿Opciones? Podemos inferir que fue un pragmático puro pues no se cansaba de decir que su libro de cabecera era “El arte de la guerra” de Sun Tzu de quien aprendió frases como “Debemos fingir debilidad, para que el enemigo se pierda en la arrogancia” y “Mantén a tus amigos cerca y a tus enemigos aún más cerca”.
Querido y dilecto lector, podemos mencionar que la nominación fue su gran felicidad y su gran desgracia, ya como candidato fue obvio que simbolizaba la ruptura del viejo régimen priista hacia un nuevo modelo más democrático y mayormente plural. Personajes que hoy pudiéramos catalogar de siniestros no dejaron huella que nos llevara hasta ellos después del magnicidio. Habita en mi memoria que desde meses antes, estaba el rumor de que a Colosio algo le iba a pasar y que no iba a llegar al día de las elecciones, lamentablemente así fue.
El linaje político de Colosio se mantiene vivo en su hijo Luis Donaldo Colosio Riojas, actual alcalde de Monterrey quien tuvo el excepcional privilegio de hacer su primera comunión de manos del papa Juan Pablo II en la Santa Sede cuando viajó a Italia y el Vaticano con su madre Diana Laura, justo hace 28 años.
Hoy el hijo tiene una popularidad que descansa en el apellido que lo coloca como un posible candidato a la presidencia de la república en el 2024, para muchos muy joven para el puesto. El reto por igualar al padre en la eficiencia este frente al hijo.
El tiempo hablará.