En estos días que suponen un tiempo de reflexión y descanso para la mayoría de nosotros, alejados del ajetreo de la rutina diaria recientemente recuperada por completo, son también ideales para bajar un poco la intensidad con la que solemos llevar nuestros entrenamientos, siempre y cuando no estemos en medio de la preparación para algún objetivo específico.
El clima en esta temporada del año para mí en lo personal, es el mejor y el que más disfruto al entrenar, únicamente se compara con los meses de octubre y noviembre, que también los siento de maravilla en cuanto al clima se refiere.
Sentir las mañanas frescas, percibir el ambiente primaveral por ejemplo al pasar por algún parque o área verde, apreciar los primeros rayos de sol mientras avanzas en la ruta, sentirse revitalizado al terminar cada sesión y quedar con ganas de más, definitivamente es de las mejores sensaciones que produce el correr en esta época del año.
Es por eso que en estos días, me gusta hacer el entrenamiento un poco menos rígido, y creo que muchos otros corredores también es algo que disfrutan, y con menos rígido no me refiero a entrenar menos o dejar de entrenar.
Me refiero a ser flexibles sólo por unos días con el plan de entrenamiento, al mero placer de correr porque disfrutamos correr, por ejemplo mi programa marca que me tocan 8 kilómetros, pero quiero hacer 5, me tocan 14 kilómetros en un ruta de asfalto, pero tengo el tiempo y quiero hacer 16 en Chipinque, ayer hice distancia larga y hoy se me antoja subir un cerro, me tocan series en pista, pero hoy prefiero ir y hacer un entrenamiento de 7 kilómetros.
Conversando con un estimado amigo y compañero corredor me comentó acerca de el programa de entrenamiento que lleva actualmente y lo bien que se siente con él, lo sigue tal cual debe de ser como corredor disciplinado que es, pero a veces, solo a veces, siente la necesidad de hacer algo diferente solo por darse gusto a si mismo.
Me comentó que el fin de semana hizo una distancia larga en Chipinque el sábado, intensa, sosteniendo un buen paso, pero el lunes tenía muchas ganas de hacer un entrenamiento no tan intenso como el que venía marcado que en este caso eran unas series en pista y decidió cambiarlo porque sentía las ganas de hacerlo, sentía la necesidad de solo correr sin la presión del “reloj” este último no estaba incluido en su plan.
Desde luego que sabemos que nuestros entrenadores esto no nos lo aprueban si no está incluido en el programa, pero no es algo que el particularmente haga a menudo, está consciente, sabe cuidar y escuchar su cuerpo, digamos solo que solo se dio el gusto y ahora seguirá como de costumbre su plan tal cual debe hacerlo.
Yo siento que al hacer este tipo de cosas, es como darnos un respiro de la rutina que tenemos dentro de nuestra disciplina de corredores, porque si tenemos que decirlo, somos muy inflexibles cuando se trata de mover algo en nuestro calendario de entrenamientos.
Es parte de nuestra forma de ser como corredores apasionados, por eso siempre y cuando no se convierta en un hábito estar cambiando entrenamientos por otros y/o agregando distancias que no corresponden al plan, podemos darnos ese pequeño gusto.
Cuidando de no excedernos y según esté nuestra forma física al momento, porque luego esos gustos se convierten en lesiones, y lo digo desde la experiencia propia.
Disfrutemos el poder correr en todo momento, aprender a ser flexibles nos ayudará a adaptarnos mejor todo tipo de situaciones.