El gran “PEP” lució confundido, desolado, con la mirada esquiva; al mando de uno de los equipos mas poderosos y caros del orbe, con un presupuesto descomunal y compras millonarias cada año. Fue derrotado hoy por un equipo que en este tiempo tiene mas hombres que nombres, y no me engaño con la típica frase que el futbol es de ganas; simplemente el Madrid de hoy es caro, si, pero no al nivel de los grandes jeques que han irrumpido en el balompié mundial aburridos sin saber dónde gastar sus fortunas.
Hoy Guardiola tenía todo controlado, salía a la perfección el juego tradicional en su mente, los toques, el 9 falso, la constante movilidad de sus jugadores; un gol a favor y parecía todo sentenciado para una final de Champions más en su palmarés.
Pero apareció el YO ROBOT interior, como aquella película del hoy venido a menos, Will Smith; el entrenador español mantuvo robotizado su estilo, sin mayor cambio, toque tras toque, con jugadores jóvenes y experimentados, que siguiendo el estilo de uno de los históricos de este deporte en la era moderna sucumbieron ante la falta de iluminación individual que potenciara el conjunto.
Pep parece en ocasiones mas mecanizado que humano, en un deporte donde es necesario saber gestionar las emociones y canalizar las aptitudes, el método rebasa a la intuición, con jugadores de un conjunto inglés que parecen seguir órdenes, pero no saber desacatarlas para generar lo inesperado, lo distinto, aquello que se sale del molde para sorprender al mundo entero, ese juego que te lleve más allá de ganar muchos partidos para y también ganar los trascendentales.
El Pep mas humano lo vi en Barcelona, con la inteligencia de un Xavi, la picardía de un Iniesta, el toque final del esposo de Antonella y la posterior aportación de geniales como Neymar, Luis Suárez entre otros. Ese equipo se regía por una estructura que los llevaba a crear magia que solo esos maestros sabían generar; algo que los Foden, Grealish entre otros parece no tener en su ADN.
Benzema, Vinicius, Sané, Salah son jugadores distintos que complementan la rigidez táctica de sus entrenadores, los cuales viven de que estos humanicen un juego cada vez mas controlado por la táctica; y no hay manera de crear esos jugadores, ni Pep lo puede hacer, pero si pueden scoutearlos, convencerlos, pulirlos y soltarlos al ruedo arropados por instrucciones que los lleven a encontrar las soluciones que solo ciertos perfiles pueden brindar.
Guardiola será un grande entre los grandes, su genialidad al hablar, las charlas, conceptos y filosofías quedarán para la posteridad, tiene cualidades que muchos no han sabido explotar y el se mueve sutilmente entre la academia y el campo de juego; pero siempre se le cuestionará sus actuaciones de Champions, de las cuales ha ganado 2 con mucha polémica y atisbos de ventajas arbitrales; mientras tanto el ADN madridista permea a jugadores que han aprendido a seguir a los virtuosos de su equipo, complementando su inteligencia con un desgaste físico descomunal que a la postre lleva a toques magistrales que acaban en un poema deleitándonos desde las redes de las porterías enemigas en los momentos más álgidos del juego.
Yo Robot ha sido derrotado por su sistema, en el momento que mas necesitaba de la magia y de la viveza de su escuadra, los mismos toques predecibles, pero altamente efectivos sucumbieron ante la calidad, pero sobre todo el deseo de grandeza de un conjunto merengue que sabe lo que representa, no se conforma y aun sin tener la calidad de antaño, hace magia en los momentos de mayor apremio que reluce en emociones, goles y un juego que, si bien no es el mas vistoso, viste de gloria.
Ancelotti se comió a Pep, no en lo táctico, sino en lo humano, dejando ser a sus estrellas para después festejar como capo fumando un puro, al mas estilo rockstar mientras Pep contará el porcentaje de toques, las sensaciones del casi triunfo y a la postre, ver la final de la misma manera que su servidor, desde el sillón.
No cuestiono su grandeza, su juego, su inteligencia; sino la falla en decidir los refuerzos necesarios que lo desobedezcan en el momento oportuno, esos genios que no se someten a la rigidez; sin ellos, ni Guardiola, ni Bielsa o Lillo, hubieran llegado a ser lo que son; la clave están reconocerlo y no perderse en los halagos a su verbo, su estilo y su hablar del campo, pensando que son ellos y no aquellos quienes generan el futbol espectáculo tan entretenido.
¡Saludos DESDE EL SILLÓN!