“Si quieres triunfar el día de la carrera, debes alimentar tu convicción cada día en la práctica” Eliud Kipchogue.
Dicho por el mejor maratonista de la historia, actual poseedor del récord mundial de maratón, Kipchogue tiene mucha razón en sus sabias palabras.
Prepararnos en todo sentido para ese día en el que elegimos cruzar una meta como la de un maratón, no es algo que se dé por casualidad, es algo que se tiene planear y trabajar duro sobre ello.
Cuando ya como corredores decidimos correr un maratón, sabemos que se viene una tarea nada sencilla, que diariamente por los siguientes meses tendremos que salir a entrenar pase lo que pase.
No existirá un mal clima como excusa para no hacerlo, sin importar si es lluvia, frío o calor intenso, tampoco tendrá cabida el día que despertemos y digamos “hoy prefiero quedarme a dormir un poco más”.
Saltarnos una sesión de distancia larga porque anoche nos desvelamos, ¡ni pensarlo! cambiar una ruta porque nos parece pesado hacer cuestas o perdernos un entrenamiento de ritmo en pista porque “no tenemos ganas” simplemente no puede estar en nuestros planes.
Y si nos ponemos a analizarlo, el entrenamiento para un maratón realmente es muy duro, si que lo es, nadie se despierta un día pensando “que maravilla hoy me toca correr 34 kilómetros de entrenamiento”.
Demanda mucho de nosotros, tiempo, esfuerzo y sacrificio y no se reduce al día de la competencia, cada día de los meses mientras nos estamos preparando son así.
Pero todo esto tiene sentido cuando comprendemos que eso es precisamente lo que nos prepara para el gran día, no solo el cuerpo estará preparado para resistir si no también la mente.
Todo en conjunto armonizará ese día que enfrentemos los 42 kilómetros con 195 metros, estaremos preparados para la dureza del maratón porque hay que decirlo, si que lo amamos pero es muy rudo.
Entre más trabajemos en nosotros mismos mejores serán los resultados, nos sentiremos con la suficiente confianza con todo lo que hicimos, siempre lo he pensando el entrenamiento es el que te da o no la seguridad a la hora de correr un maratón.
Por eso vale la pena esforzarse en la práctica diaria, aprovecharla para cada día ser más fuertes y mejores que ayer.