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Guadalajara, Jal.-
Último minuto, y cuando parecía que el Atlas saldría con la mínima ventaja en el juego de ida por la final, apareció Julián Quiñones.
Le quedaba poca gasolina. Ya no estaba Julio Furch, sus centrales habían salido lesionados, los Rojinegros estaban en una pierna, pero el delantero fue por esa pelota, se quitó a uno, a dos… Y venció a Óscar Ustari para que el Jalisco gritara “¡Bicampeón!”.
El Atlas venció al Pachuca (2-0) y parece que tiene el título en la mano, el bicampeonato.
Sólo es cuestión de que el domingo, en Pachuca, lo tome y se regrese al Jalisco.
El buen sistema que ha armado Diego Cocca está sustentado por Luis Reyes, quien juega de todo; Camilo Vargas, héroe en la cabaña y que soportó los intentos del Pachuca por igualar; y Quiñones, zorro solitario que aparece en los momentos indicados.
Fue un partido bien jugado, con dos estilos respetables y respetados por los mismos clubes, pero con las variantes que marcan la diferencia para —en este caso— sacar la ventaja.
El gol de Reyes (25’), el jugador de la Liguilla para los atlistas, fue una muestra de ese plus que dio el anfitrión, pues llegó con más jugadores al área rival, y había sacrificio al defender.
La entrada de Fernando Navarro hizo al Pachuca más peligroso. El criterio que maneja el ex del León ayudó.
El Atlas tuvo antes para el segundo, pero Furch no llegó a dos citas con el balón y Vargas seguía manteniendo, con grandes atajadas, la cabaña tapatía en cero.
El Atlas perdió estabilidad, se metió en su área como solución y le complicó lo que restaba del tiempo a los pachuqueños.
Y cuando parecía que un solo gol era muy poco, apareció Quiñones para acercar mucho a los Zorros al bicampeonato.
Todo le volvió a salir bien a Diego Martín Cocca, cuyo equipo se acerca al título. Guillermo Almada no tuvo contundencia.