Francia ha estado bajo el fuego de la crítica de los cuatro rincones del mundo. Y seguirá por unos días más. Desde la noche del sábado 28 de mayo, numerosos periodistas dicen haber visto la peor organización para un gran evento deportivo. Vándalos trepando vallas para entrar sin pagar al Stade de France, uso de gas lacrimógeno y pimienta inclusive contra infantes; numerosas personas heridas y 68 arrestadas; disturbios, robos, tocamientos a mujeres y un alud de textos con tufo racista como éste: “Si metes lo peor de África en un barrio obrero francés, hundes al barrio; destrozas la vida de sus vecinos y conviertes a Francia en África”. Y otros gritando: “Saint Denis no es París”, como una respuesta matona a los pronósticos de lo que se deduce mañosamente pueda ocurrir en los próximos Juegos Olímpicos del 2024, matizados esos pronósticos con un slogan sensacionalista: “Lo peor está por venir”.
Un periodista español escribió: “He participado en bastantes finales de la Liga de Campeones, la Copa de Europa y la Copa del Mundo. Lo que está pasando en el Stade de France, nunca lo he visto. Hay grupos de franceses alrededor del estadio atacando y robando a los fans. No estoy hablando de oír, lo he visto yo mismo”. Y otra vez la respuesta racista: “No son franceses. Son lo peor de lo que nos ha llegado de África en un barrio tenebroso”.
Las imágenes de la violencia policial y el abuso de poder en los estadios fueron captadas con sus teléfonos móviles por periodistas internacionales muy influyentes, pero afirman que fueron maltratados y obligados a borrar cuanto grabaron; sin embargo, otras muestras de gente común dieron la vuelta al mundo. Dato raro, fue más noticia el retraso del saque inicial por más de media hora, que la información deportiva propia de un evento de éstos, pero no se señaló con énfasis la falta de organización de los funcionarios del Stade de France y de la Prefectura de Policía de París. Ni de los límites que está rebasando el fanatismo en los megaeventos de esta naturaleza, pues al término del triunfo del Real Madrid se suscitaron, igualmente, graves problemas en los alrededores del estadio y en la capital española la policía tuvo que lidiar con los seguidores del campeón al degenerar los festejos en la plaza de Cibeles, todavía entrada la madrugada del domingo 29.
Lo negativo puso su manto negro sobre la décima cuarta Champions o Copa de Europa obtenida por los madrilistas ante el Liverpool de Klopp, en el mismo escenario donde consiguió la octava en el 2000 (Stade de France) y ante el mismo rival que ganó la 13 hace cuatro años en Kiev. Y se enturbió también la proeza del italiano Carlo Ancelotti, ganador de copas a lo grande como jugador y entrenador. Y lo humillante para Francia fue producto de un juego de futbol en París de dos equipos extraños a su sede, pues la ciudad luz nada más puso su estadio al ser descalificado el de San Petesburgo por la invasión de Rusia a Ucrania.
Por eso alguien fue muy explícito en su reflexión desde el lugar de los hechos: “Es un poco rápido y cobarde para señalar el problema a los únicos seguidores británicos que empezaron a entrar sin boleto. Toda luz debe arrojarse sobre los responsables de esta violencia. Con cada partido de fútbol, las mismas escenas de violencia terminan por alejar a familias y turistas”. Y no se vale, asimismo, que, al calor de los hechos, España e Inglaterra hayan sido ferozmente criticadas por Francia sin caer en su incapacidad para mantener el orden y en el disparo de un racismo con materiales venenosos en las redes sociales.
Otro periodista, testigo de estos tristes acontecimientos, refutó así los textos que no abordan el caos organizativo fuera del estadio: “Sólo deseo compartir mi propia experiencia, llegué a la estación RER Stade de France alrededor de dos horas y media antes del inicio, y me tomó casi 90 minutos entrar en el estadio, con fans, periodistas y todos los demás siendo canalizados hacia un pequeño punto de control. Después de haber hecho cola durante más de una hora y no llegar a ninguna parte, terminé saliendo de la cola, corriendo por una calzada concurrida y luego caminando por el largo camino hasta el otro extremo del estadio, donde se permitió a los madridistas caminar libremente hacia la calle Heckpoint. He estado en ciertos partidos en el pasado en los que algunos fans ingleses se han comportado terriblemente (la final del Campeonato de Europa del verano pasado en Wembley el único ejemplo en los últimos años), pero también he visto fans de muchos clubes diferentes tratados terriblemente por la policía en ciertos países. Anoche pertenece firmemente a la segunda categoría. Por todo lo que vi y todo lo que he escuchado de otros, fue una situación totalmente hecha por las autoridades. Que la policía responda a esa situación con gas lacrimógeno y que la UEFA cite “la tardía llegada de los aficionados al estadio” fue espantoso. Te hace darte cuenta de lo deprimente poco que se ha aprendido en 33 años”.