Una vez que llegas a conocer el mundo de los corredores es difícil que quieras alejarte, por más esto no nos resulte tan sencillo como pudiera parecer en las fotos que algunos cuelgan en sus redes sociales.
En ellas solo vemos caras felices, amaneceres o atardeceres increíbles, rutas encantadoras, grupos de personas que emanan positivismo, medallas y hasta trofeos ganados, todo eso aparenta ser muy fácil de alcanzar.
Con esto no quiero decir que sea algo imposible de obtener, pero en definitiva si se tiene que trabajar por ello, de manera ardua y constante, todos los días para que cada vez nos acerquemos un poco más a eso que queremos.
Un compañero corredor un día nos compartió una anécdota de cuando comenzó a correr, en un inicio lo hizo motivado precisamente por las fotos que diariamente publicaba uno de sus contactos en redes sociales, las cuales le resultaban fascinantes.
Estas eran variadas pero todas acerca de sus entrenamientos, algunos días compartía fotografías corriendo en algún cerro de la localidad, otras en paisajes cerca de ríos, y unas cuantas más en calles de la misma ciudad que al filo del amanecer lucen espléndidas aún sin el tráfico cotidiano.
Estas por supuesto engalanadas con la mención del número de kilómetros que había recorrido en dichas locaciones, lo cual a mi compañero le producía muchas ganas de empezar a correr.
Y así llegó a este camino, motivado por unas imágenes, pero al llegar se dio cuenta que no todo era tan fácil como lo percibía en esas fotos, se percató de que había que esforzarse, y mucho, si además quería hacer mención de haber recorrido muchos kilómetros en sus publicaciones.
Esto lo llevo a querer avanzar de prisa, sin ton ni son, comparándose constantemente con otros corredores y como era de esperarse, se sintió frustrado por no poder alcanzarlos, o lograr lo mismo que los otros y cruzó por su cabeza la idea de abandonar todo.
Cuenta que con el tiempo afortunadamente entendió que no se trataba de compararse con otros corredores, ni en fotos ni en tiempos ni en el número de kilómetros alcanzados en una sesión, si no que se trataba de él, de avanzar con pasos firmes a lo largo de este camino, independientemente de si decidía tomarse y subir una foto o no.
Y es que así es aquí, a tu ritmo, a tu tiempo y a tu estilo, para poder prolongar nuestra vida dentro de este deporte es muy bueno que las vivencias, hazañas e incluso imágenes de otros nos motiven a hacer algo en particular, pero sin que esto se vuelva una obsesión que termine siendo vacía y que ni siquiera sepamos a donde queremos llegar.