Reynosa, Tam.-
En el boulevard del Maestro, esquina con Pablo Neruda, de la fronteriza ciudad de Reynosa, Tamaulipas, este viernes un vecino del sector se levantó decidido a reparar una peligrosa alcantarilla. Con su dinero compró grava y un bulto de cemento; arrimó una cuchara, una pala, una carretilla y se puso a preparar la mezcla.
De oficio albañil el hombre de la tercera edad colocó unos conos para desviar el tráfico y poder realizar este riesgoso trabajo.
El paso constante de los vehículos arruinó el agarre de la tapa de la coladera, que ocasionalmente salía volando con todo y base, pudiendo provocar un accidente y averías en las unidades, ya que al quedar el orificio abierto las llantas caían en la trampa de manera constante.
La buena acción del señor Isaías fue aplaudida por unos peatones, pero nunca faltan los quejosos y esos fueron los propios automovilistas, que a prisa iban para sus trabajos.
Cuando el tráfico se acumulaba algunos sonaban su claxon de manera desesperada o se enojaban porque tenían que rodear el área donde este abuelito estaba trabajando, arriesgando su integridad física.
Incluso, una señora en su camioneta SUV de reciente modelo hasta lanzó palabras soeces, agitando su mano en forma molesta.
El buen hombre continuó hasta terminar correctamente su obra, que para ser realistas le compete al gobierno repararla.
Los muchos reportes del problema son la igual cantidad de veces que fueron desoídos, pero dentro de un mundo de gente que se beneficia de esta calle sólo hubo una que sacó de su tiempo y sus recursos personales para solucionar el problema.
Mañana que el cemento seque los mismos automovilistas pasarán por este lugar con una mayor seguridad, hasta la señora que le gritó majaderías.
A don Isaías quizás nadie le agradezca, pero él demostró ser solidario, aunque los demás no lo fueran.