El gobernador tuvo un plan bien calculado: desalentar la votación en los municipios del norte y la capital de Tamaulipas -donde estaba bien perdido-, sembrando terror, miedo, persiguiendo a sus enemigos políticos, y apostando todo en los distritos de Xicoténcatl, Mante y Tampico para alzarse con la victoria. Pero fracasó en su intento.
En una simple mirada a los resultados por distrito de las elecciones del 5 de junio pasado, confirman mi aseveración: del distrito 1 al distrito 16 que van desde Nuevo Laredo, la Ribereña, Reynosa, Río Bravo, Valle Hermoso y Matamoros, bajando por San Fernando hasta Ciudad Victoria, en todos ganó Américo Villarreal Anaya.
El candidato de la alianza MORENA/PT/PVEM barrió a “el truko”, sobre todo en los tres de Matamoros. Por ejemplo, en el distrito 19 hubo una diferencia de más de 15 mil votos.
En ningún otro distrito de los 22 hubo tanto margen a favor del doctor. Por eso mismo el alcalde Mario López decretó a su ciudad como “el santuario de MORENA”.
Vaya, de los 88 mil escrutinios deferencia entre el primero y segundo lugar, Matamoros y Valle Hermoso (por el distrito 9 que comparten electores) aportaron a la causa de Américo exactos 45 mil 179 votos.
Pero si agregamos el 13 con cabecera en San Fernando donde Mario López fue padrino encargado de la elección, se confirma que el norte del Estado fue fundamental para derrotar a sus adversarios.
Ahora bien, vayamos a donde Cabeza de Vaca apostó todas las fichas pero las cuentas le salieron mochas.
En el distrito 16 con cabecera en Xicoténcatl, donde es originario “el truko”, ganó con casi 13 mil votos de margen; en Mante por menos de 6 mil, y en los dos de Tampico con tradición panista, en el distrito 21 Américo perdió por menos de 100 votos, y en el 22 por más de 10 mil.
Al ver el comportamiento de los números entre el norte, el centro y el sur de Tamaulipas, me viene a la mente el año de 2007, cuando Cabeza de Vaca dejó la alcaldía de Reynosa con un hedor a corrupción, y cavó su trinchera en Tampico donde no conocían su principal debilidad: robar. Y ahí planeó su llegada a la gubernatura
En ese municipio jaibo ciertamente se rodeó de empresarios que le creyeron su cuento y se confabularon con él, arrebatando al PRI en 2010 la alcaldía con María Magdalena Peraza como candidata.
Con los años la señora volvió a ser alcaldesa pero con las siglas del PRI y, cuando en 2018 se quiso reelegir perdió contra el actual edil panista, Jesús Nader.
Pero en 2021, en su desesperación por lo que venía, Cabeza de Vaca secuestró a muchos líderes regionales del PRI; la reclutó y la nombró su representante en el sur del Estado.
A pocos días de que Américo Villarreal Anaya recibió del IETAM la constancia de mayoría como gobernador electo, la frialdad de los números confirman:
Si bien el plan del gobernador fue “exitoso” sembrando el terror usando la Fiscalía para perseguir judicialmente a los alcaldes de Reynosa y Ciudad Victoria, y a la alcaldesa de Nuevo Laredo, los municipios de norte -donde siempre conocieron su perfil delictivo- lo hundieron, entre ellos su natal Reynosa.
El domingo 5 de junio, reporteando en Reynosa la jornada electoral, recibí por WhatsApp un mensaje que anduvo circulando y me permito transcribir para terminar mi columna: “Creí que no querían a Cabeza de Vaca, pero no sabía cuánto lo odiaban”.