Disfrutar correr en soledad es una de las cosas por las se que nos caracteriza a las personas que nos gusta correr regularmente el maratón.
Es una sensación única que te permite estar solo con tus pensamientos, fluyendo en libertad absoluta sin que nada más importe al paso de cada kilómetro durante la distancia.
Pero eso no quiere decir que no disfrutemos a la hora de entrenar también con la buena compañía de un grupo de amigos, que al igual que nosotros persiguen el mismo objetivo.
Corriendo en grupo establecemos vínculos sociales fuertes, nacen amistades sinceras que perduran a lo largo de los años, se fortalece el compañerismo y se adquiere un sentimiento de hermandad entre los miembros del mismo.
Al ser compañeros de ruta, llegamos a conocer muy bien a las personas debido a que podemos pasar horas y horas por meses entrenando.
Compartimos de todo durante ese tiempo, porque hay días para la plática amena llevando un paso cómodo donde no se sienten los 30 kilómetros de una sesión larga, pero también están los días en que vamos completamente en silencio, al unísono de nuestros pasos solo acompañándonos tratando de sostener un ritmo más fuerte.
Nos conocemos tanto, la expresión en el rostro, la mirada, la posición de la espalda, la zancada, no necesitamos decir nada, los amigos que nos conocen saben si nos sentimos bien o nos va costando el entrenamiento.
Nos ayudamos en todo lo que podamos, mejorar algún tiempo, sostener un ritmo, alcanzar cierta distancia, dominar una ruta, compartimos agua, bebidas y geles energéticos, consejos, problemas, alegrías y tristezas, dentro y fuera del entrenamiento.
En esta amistad sincera no hay rivalidad por los tiempos, por ver quién lleva más maratones o tiene más bonitas medallas, el logro de algún integrante es el orgullo de todo el grupo, y cuando alguien fracasa empatizamos con su sentir, y lo alentamos a continuar esforzándose, estamos ahí para él.
En lo personal, a lo largo mis años dentro de este deporte he tenido la dicha de encontrar muy buenos amigos y compañeros que me han brindando su apoyo y amistad, dentro y fuera del maratón, y siempre estaré agradecida por ello.
Si tú, cómo yo, tienes la gran fortuna de contar con personas así en tu andar por la ruta, siéntete agradecido.