Que Doña Fede le fletó a Tamaulipas en enero la friolera de 56 mil toneles de billetes (56, 000, 000, 000.00) y que este inche wey del caco de McAllen sólo dejó en caja una ligas, unos clips, una grapas, dos tachuelas y 7 melones de pesos (7,000,000.00) o sea, canicas o viles cacahuates. Sólo 7 millones (¡Ojo! no 7 mil millones, sólo 7 mondos y lirondos millonecejos) contra 56 mil millones que le mandaron de la capital chilaquil. Eso, señoras y señores, es robar, porque ni usted ni un servidor, vimos o podríamos ubicar dónde quedaron los 56 mil millones (menos siete).
TARASCADA A LA EDUCACIÓN
Aparte y por separado a lo arriba señalado, nada más en fondos y programas de la Secretaría de Educación de Tamaulipas, andan bailando o no aparecen la friolera de 2 mil 096 millones de pesos. De ahí la jodidencia de la calidad de la educación de nuestros borricos. Porque no vamos a negar que la clase de instrucción que están recibiendo nuestros engendritos, deja mucho qué desear. Pero no podemos culpar a los profes, si los traen bien bocabajeados, sin herramientas para jalar.
CONTRA MOCOSOS Y POBRESORES
Trabajando con las uñas no hay disposición para la docencia. ¿Cómo les metes a los güercos el aprendizaje, si tienes a los teachers bien jodidos, por todos lados, por donde la veas, sin aulas, sin pizarrones, ni baños, ni mesa bancos, ¡ni gises! o plumones. Aparte los traes a puro pan y agua. En tales condiciones se baja el cero y no contiene. Este bato sanababiche empinó la educación, afectó a nuestros chavales, ingándose por un lado la lana de los programas y por la otra, pegándole a los ingresos de los pobresores. ¡No se vale Valentín!
TRÁCALA DE 15 MIL MILLONES
Anda muy por arriba de la barda de los 15 mil millones de pesos, la deuda pública con la banca privada que nos dejó este sanababiche. Y no para las cosas, pues las cuentas apenas se están haciendo, así que es sólo un estimado. La contabilidad sigue su curso, pero a ojo de buen cubero, se estima en unos 17 mil galopantes millones de pesos lo que de subida tendremos que andar los tamaulipecos.
VALIENDO VÉRTEBRA
Porque somos nosotros los que tenemos que pagarle a los bancos, esos hijos de su usurera mamá, quienes agiotistamente le facilitaron a este pillo, tales empréstitos con recargados y re cag… defecados intereses leoninos. El ratero de Reynosa, sí que nos la hizo por todos lados. Porque nadie va venir a sacarnos de esa bronca, para ello están comprometidas nada menos que las participaciones federales. Decir participaciones federales es citar que este wey empinó el futuro capital federal que se utiliza para desarrollar al estado, la marmaja a futuro que se invertiría en hacer crecer a Tamaulipas, ahí nomás. Y lo jodió ese dinero, como desde ahora y hasta por allá del año 2040, bajita la mano.
QUE ALGUIEN NOS EXPLIQUE
Otra marranada muy perra de este malandro, fue la de asignar sueldos muy elevados a los funcionarios (o burócratas) de primer y hasta tercer nivel, pero mochándoles la micha. Sí, el villano este, les puso unos salarios con madre, ingresos bastantes elevados, ¡Pero les hacía el pelo sobre ese capital quincenal! Es decir, en nómina aparecían bien ganones, pero en la realidad y por debajo de la mesa, les rebajaba la mitad, esa lana iba para su buchaca. ¡Habrase visto tan tremenda lacra! Claro que a los ganones no les pusieron una pistola en la nuca para aceptar tal cochinada de; “te pago más, pero te mochas con la micha”. ¿Verdad?
BIEN MARRANO EL BATO
En (in) Seguridad Pública, sólo por cuanto a parque vehicular, de una flotilla de 785 automotores, sólo se tienen 343 garraletas con llantas (apenas el 43 por ciento de lo que se supone que se tiene). Y lógico que la gran mayoría están por puertas, en pésimas condiciones. Así tenemos que seguridad pública es otra vomitada más de lo que este Desgraciadísimo Kid, hizo de la administración del estado.
MOCHES DE OBRAS
En Obras Públicas se calcula que el batito de marras se quedó con 4 mil 800 millones de pesos en “comisiones por asignaciones, para él”, eso de entre los 22 mil millones presupuestados para obras en el sexenio. Es decir las obras estaban infladas, estaban sobrevaloradas entre 22 y 25 por ciento, pero que eso se debía a que él les cobraba a constructores hasta ese 25 por ciento de mochada en cada obra que les asignaba. Y además, se descubrió que hay un “cuadro muy chico”, que el padrón de constructores la obra asignada o contratada es entre muy pocas empresas de la construcción. O sea, sólo contratos pa´ los cuates, pero sin perdonarles la “peseta” de comisión, o sea el 25 por ciento de moche pa´l patrón.