Parece haber una realidad alterna en las redes sociales que proyecta hasta las realidades mas inverosímiles. En esta columna me enfocaré en el tema deportivo y específicamente en los equipos de la ciudad.
Desde las teorías más “conspiranoicas” hasta los análisis más “profundos” y “profesionales” es como tener un multiverso de opciones para que ver que realidad se ajusta más a nuestros deseos y aficiones personales.
Me llama la atención el surgimiento “espontáneo” de influencers con versiones, información privilegiada, “conocimiento” de reglamento que buscan acomodar la opinión pública para el beneficio de las instituciones a las que apoyan en sus deportes de predilección.
Sin importar el deporte, ya sea beisbol, fútbol, americano o básquetbol en la rama varonil o femenil, no cesan los esfuerzos por catalogar cualquier decisión de un entrenador, jugador, árbitro, comisionado o directivo como un acto premeditado y planeado para favorecer o perjudicar. El surgimiento de la tecnología no ha logrado disminuir las teorías de conspiración sino al contrario las ha proyectado al alcance de todos, ya no solo de comunicadores con plataforma establecida sino a cualquier persona con acceso a un celular e internet.
La patada de Stephany Mayor, los gestos hacia la afición de Alejandría Godínez, el reloj del partido de Auténticos Tigres; más que el marcador ahora el gozo de la afición parece en opinar de cada minuto de un partido sin importar la sustancia de su comentario, cuando ahora se buscan los “likes”, el famoso “clickbait” para atraer movimiento de usuarios a una plataforma o página.
Cualquiera nos hemos topado con la nueva tendencia de titulares en los medios de comunicación sobre todo electrónicos donde un titular dice todo menos lo que el artículo o nota refiere, pero el hecho de atraer clics a esa página puede generar patrocinios o ganancias para lo cual este método se justifica monetariamente.
Desde tiempos ancestrales hemos tenido la oportunidad de abrir la boca y comunicar, en ocasiones se ha tenido falta de libertad de expresión, actualmente hemos sido liberados hablando de una manera general y con la tecnología actual mucha gente se quitó el filtro previo del cerebro con la boca y ahora conecta directamente con sus dedos para generar “contenido” que atraiga a otras personas de manera adictiva para mantener cautiva su atención y lograr interacción, ganancias o simplemente notoriedad para algún otro proyecto.
Esta de moda el generar contenido, hablar es sencillo, probar lo dicho muchas veces imposible, aún las opiniones que antes consideradas serias e informadas suelen ahora atraer nuestro tiempo con frases atractivas con más forma que fondo.
Un comunicador local escribió refiriendo a la tarjeta de expulsión previa revisión en el VAR de la jugadora de Tigres Mayor, que en su parecer la jugadora de Rayadas había puesto el pie aún con el riesgo de lesión, para que la pisara su rival y así provocar una tarjeta roja. Este comunicador de aceptada afición felina, llega al nivel de comentar que una jugadora consciente pone su pie para recibir un planchazo a riesgo de poder seguir jugando; dicho comentario encontró mucho eco en redes sociales y algunas personas tomaron esa bandera y creyeron lo que parece una polémica armada para seguir vigente en el juego de los medios que actualmente las redes sociales han provocado se depuren ante la falta de atención de algunos con estilo más clásico por quienes con mucho ruido provocan atención en redes sociales.
Cada uno sabe lo que lee, pero cada vez me es menos tentador abrir una red social para solo encontrar justificantes que mantengan a los mismos para que generen lo que cada vez parece ser más popular, llamar la atención y generar una realidad virtual que mantiene a muchos embobados en su ego.
La realidad siempre nos alcanza, y al menos mañana lunes podré ver el desenlace de un clásico femenil en la cancha, no en las redes, veré la realidad con mis ojos y no a través de las mentiras virtuales creadas a la medida de su público.
Tiempo al tiempo y hasta la próxima, que el Mundial ya nos alcanzó.
¡Saludos desde el sillón!