El pasado viernes 4 de noviembre revivimos una de las historias más emblemáticas del deporte estudiantil en Nuevo León. El Estadio Gaspar Mass de la UANL fue la sede para el regreso del Clásico Regiomontano en un torneo oficial entre los Auténticos Tigres y los Borregos Salvajes del ITESM Campus Monterrey. Y ¿qué creen?, ¡No dejó a deber! El partido fue un digno duelo de gladiadores.
Ambos equipos llegaron invictos al duelo de la jornada nueve. Desde aquellas finales de la generación dorada, la cual varios de ellos integran el staff de entrenadores de los Auténticos, no se veía un partido de gran emoción en el ambiente del emparrillado universitario.
Antonio Zamora y Carlos Altamirano, ambos mariscales de sus respectivas escuelas, ahora regresando como entrenadores en jefe, le daba un toque muy emotivo, siendo Zamora el quarterback felino ‘más odiado’ por los lanudos gracias al campeonato que les ganó a principios de milenio en la categoría de Intermedia.
El marcador se abrió por parte de los Borregos quienes anotaron un touchdown con una jugada optativa hacia la izquierda; los Auténticos devolvieron el favor inmediatamente con una intercepción por parte del jugador #1 de los azules y oro, para complementar la sumatoria con dos goles de campo que ponía el encuentro en 13 a 6.
El factor: la férrea defensiva de la UANL dirigida por un emblema de la Universidad y de la generación dorada: Jorge “Pelón” Valdez, quien dio cátedra a su acérrimo rival al lograr un triunfo importante para la “U” después de su última victoria en temporada regular en la misma casa en la temporada 2004.
Este triunfo favorecerá a los Auténticos Tigres en asegurar la postemporada en casa, fortaleza que recibió al público universitario y demostró que existe una gran afición por el deporte del emparrillado, y sobre todo un ambiente familiar que no se ve en otras disciplinas del Estado.