Faltan pocos días para que el balón empiece a rodar en la controversial sede del Mundial que la FIFA le otorgó en bandeja de oro a Doha, que es la capital del pequeñísimo pero riquísimo Qatar, con apenas 2 millones 800 mil habitantes, al que le caerán más de un millón de visitantes, alelados, además de su apoyo al equipo de sus amores, por su mítica cultura y su sorprendente y esplendorosa forma de vida cotidiana. Pero ante la avalancha de turistas futboleros, Dubai saldrá también ganando, pues los Emiratos Árabes Unidos han sido tomados en cuenta a la hora del alojamiento y paseos durante el mes que dure la competencia en las canchas de este deporte de masas.
Queramos o no, a partir del 20 de noviembre el ruido del Mundial ensordecerá a la mayoría del planeta, y principalmente en México habrá silencio alrededor de otras actividades lúdicas profesionales o pasarán a segundo término, en espera de que la preparación de los dirigidos por el argentino Gerardo “El Tata” Martino, con un poco de suerte, haga un buen papel en tan promovida fiesta en Qatar.
Pero, hablando de suerte, ya está circulando masivamente por todas partes el pronóstico que da como seguro campeón de esta justa a Argentina, que supuestamente vencerá en la serie final a Brasil, si se acepta una simulación que realizó EA Sport a través de su video juego FIFA 2023. La noticia pone los pelos de punta a quienes esperan que México supere la fase inicial del torneo y, sin embargo, tal simulación da por hecho que serán Argentina y Polonia los favoritos para avanzar en el grupo en que nuestros aztecas fueron ubicados en el sorteo. Así es que ni entre los más optimistas que apuestan por “la verde” hay un chispazo de aliento, pues este ejercicio de EA Sport ha resultado muy acertado en los Mundiales de Sudáfrica (2010), Brasil (2014) y Rusia (2018).
Por tanto, aunque se recomienda no perder la fe en nuestros seleccionados y se diga que ésta puede ser la primera vez que falla EA Sport, su simulación ya echó a perder la confianza en que ahora sí podríamos tener un quinto partido en una Copa del Mundo. Y, lógicamente, ha sido devastador este pronóstico en aquellos que no inflaban la decisión del entrenador de no llevar al “Chicharito” Javier Hernández, y una vez consumado el fracaso, se irán con todo en contra del argentino tupiéndolo de críticas y dándole la despedida a su modo a fin de no volver a saber de él en nuestra tierra amada.
Así es el futbol soccer. Son encendidas las pasiones que despierta como si se tratara de una religión laica. Consume tiempo y energía, y es un buen neurotransmisor y un sano combustible en el ánimo frente a los resultados positivos, pero, igualmente, es devastador a la hora de convencerse que las cosas no son como se espera antes de una competencia. Por eso es recomendable aceptar que se trata nada más de un entretenimiento que no nos debe fanatizar más allá de las dos horas que dura un partido, así se trate de la electrizante Final del torneo femenil entre América y Tigres este viernes 11 y luego, el lunes 14, en el Estadio del municipio de San Nicolás. Muchos universitarios queremos que ganen las felinas, pero los de la capital y la mayoría de los que siguen a las Rayadas de Monterrey, por su fanatismo enfermizo, desean que las águilas sean las campeonas.
Si no hay quinto partido en el Mundial no se acaba lo mejor de México. Ni tampoco se opacará el sol ni la luna dejará de aparecer en el firmamento si mandan a casa a nuestros tricolores a las primeras de cambio, porque los de Polonia no están ni cojos ni mancos y también aspiran a trascender entre los suyos. Y de Argentina no podemos esperar que nos perdonen nuestra mediocridad deportiva si ya sabemos cómo se las gasta con sus futbolistas en este tipo de eventos. Nos duele que hasta en los pronósticos nos hagan menos. Y nos apachurra saber por anticipado que no pasaremos de la primera fase, y quizá ni a Arabia Saudita le hagamos daño en la cancha.
Ni modo. Todo eso es pasajero.