Monterrey, N.L.-
Fernando Botero es un artista sensible que nunca ha sido indiferente a los problemas sociales de su entorno, consideró la curadora, historiadora y crítica de arte Rocío Castelo, quien ayer por la tarde dictó la conferencia “Acerquémonos a Fernando Botero”, en la cuarta edición de la Cátedra de Arte Latinoamericano Fernando Botero.
Este evento, organizado por la Universidad Autónoma de Nuevo León a través del Despacho de la Secretaría de Extensión y Cultura y la Facultad de Artes Visuales de esta institución, se llevó a cabo en el Patio Ala Sur del Colegio Civil Centro Cultural Universitario.
Castelo hizo un recorrido por los diferentes periodos del artista cuya obra es reconocida a nivel internacional, ya que aborda temáticas universales como la religión, el costumbrismo y además hace referencias sobre obras de los grandes maestros de la pintura.
Recordó los inicios del pintor nacido en Medellín, Colombia, en 1932, quien descubrió su vena artística a muy temprana edad cuando estudiaba tauromaquia porque un tío de él se dio cuenta que le gustaba mucho ir a los toros y su primera obra fue un torero que realizó con la técnica de acuarela.
“A los 14 años, Botero empieza con la tradición acuarelista, y su familia se da cuenta que la pintura le interesa más que los toros y le va a ayudar a que empiece a investigar. Es un hombre de una capacidad de investigación fuera de serie, y va a estar estudiando la pintura de México, la pintura latinoamericana y la pintura europea”, señaló la especialista egresada de la Facultad de Artes Visuales de la UANL.
Mostró algunos cuadros representativos de las diversas etapas, en las que aparecen constantemente sacerdotes, pues la Iglesia tenía un papel preponderante en su país, por lo que, a través de su pintura, Botero hacía una crítica y mostraba su postura al respecto.
Sobre su único e incomparable estilo, Castelo mencionó que Botero descubrió por accidente la posibilidad de que las figuras adquirieran volumen, y desde ahí, sus cuadros se identifican por esta peculiar característica.
“Una tarde, nos cuenta (Botero) que estaba pintando una guitarra y le hizo la entrada de la música muy pequeña y se fue a dormir. En la mañana siguiente vio la guitarra y se dio cuenta que el volumen había cambiado, gracias a esa entrada que dibujó pequeña, y dijo ‘ahí está’”, relató.
Y ante la violencia que azotaba su país, el pintor no podía permanecer indiferente y utilizó su arte para denunciar, al igual que lo hizo sobre los crímenes cometidos en las cárceles de Abu Ghraib, en Irak.
“A finales de los ochenta y de los noventa, el narcotráfico hace que Colombia se vuelva una ciudad ensangrentada y en vez de callarse la boca, él va poner lo que está pasando en sus cuadros.
“No sólo tenemos a un gran artista, sino que tenemos a un hombre valiente, al que no le interesó en un momento dado, la cuestión económica sino cuestionar la realidad social que se estaba viviendo”, manifestó Castelo.
Las actividades de la Cátedra de Arte Latinoamericano Fernando Botero continúan con la inauguración de la exposición colectiva Una mirada hacia Botero, así como una variedad de talleres que se ofrecen en las instalaciones de la Facultad de Artes Visuales durante la semana del 21 al 24 de febrero.