El día de ayer, 8 de marzo, fue el Día Internacional de la Mujer, una fecha que, más que una celebración es una conmemoración, la cual desde 1975 la Organización de las Naciones Unidas decretó para reflexionar sobre la búsqueda de la igualdad y la no discriminación hacia las mujeres. Me tocó leer infinidad de personas que felicitaban a las mujeres en su día, en una efeméride que es más una fecha de protesta por la violencia ejercida contra ellas que una celebración de fiesta, repetidamente encontramos la misma hendidura en personas intelectuales y creadoras, pero bueno, al final creo que la intención es de buenos deseos para todas ellas.
En Matamoros se llevaron a cabo algunos eventos que le dieron lustre y empaque a la mencionada conmemoración, uno de ellos se llevó a cabo en el salón Mundo Nuevo, en donde se dieron cita el doctor Américo Villarreal Anaya, gobernador del Estado, con su esposa María de Villarreal y el maestro Mario López Hernández, con su esposa Marcella Huerta, a un evento denominado “Transformación sin fronteras” al que asistieron muchas mujeres cuya diversidad era muy amplia pero convergían en un punto común, la conmemoración de una lucha para erradicar la violencia de género.
Hubo tres discursos en este primer evento que enfatizaron el papel de la mujer en la sociedad, el
primero de Mario López, de cinco minutos, el segundo de la doctora María Santiago de Villarreal, con un discurso de siete minutos, y al final el gobernador, para dirigir unas palabras en once minutos. Se hizo una especial mención de la cónsul de EU en Matamoros, Yolanda A. Parra, cuya presencia vale mucho por el particular momento que se vivió en nuestra ciudad. Cabe mencionar que también se dio el reconocimiento a once mujeres tamaulipecas destacadas.
Sin demérito de este primer evento mencionado quiero hacer un especial énfasis al segundo, por la enorme trascendencia que va a tener en la comunidad, es la inauguración de la primera Casa Violeta en Tamaulipas, un concepto que brinda esperanza a las mujeres violentadas en cualquiera de las formas de violencia que pudieran existir. Comenzaron como Puerta Violeta en 2019 en el Estado de México y en nuestro estado fueron canceladas a finales del sexenio pasado.
Lamentablemente dicho flagelo social ha sido muy reincidente y como sociedad comenzamos a darnos cuenta de la situación con alarmante claridad. Muchas veces la vida de una mujer tan fecunda tiene que lidiar con la violencia en su propia casa, ese lugar que debe brindar solaz se convierte en un lacerante infierno, que por no contar con una opción de solución se termina aceptando como un destino fatal e inevitable y cuando se dan cuenta que ya está metido en su cotidianidad sienten que en su existencia acaba de romperse algo inmensamente entrañable, su paz de vida.
Querido y dilecto lector, hoy en día la Casa Violeta proporciona un quántum de esperanza, para quienes tienen esa desgastante experiencia que les afecta hondamente, me refiero a la violencia dentro de casa, uno de esos momentos que transforman toda una vida.
Las mujeres afectadas en este sentido viven padeciendo su destino de violencia sin solución, con el sentimiento de haber nacido precisamente dentro de una normalidad de abuso que deja ser normal hasta que conocen la bendita Casa Violeta.
El pensamiento de la eterna violencia de su vida se les clava en el pecho como un puñal y como un mecanismo de defensa lo racionalizan hasta aceptarlo y verlo como algo normal en su vida. Y la conclusión fatal e inexorable es que, si los golpes físicos o psicológicos son inevitables, se dicen a sí mismas, ¡que sea total! Si la humillación tiene que ser nuestro destino eterno, ¡aceptémosla con orgullo! Y lo que se comprende en medio de una violencia habituada es el concepto de “buena familia”, que a los miembros de ésta les parece una farsa y una parodia. Esto ya no tiene que ser así gracias a este concepto que es el inicio de la solución a la violencia contra las mujeres y cuya primera sede se ha abierto en Matamoros, la Casa Violeta.
El Tiempo hablará.