San José, Costa Rica.-
Este 1 de julio empezará a correr la cuenta regresiva de 73 días para llegar al 11 de septiembre de 2023 y realizar los actos en ocasión del 50 aniversario del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 en Chile.
Rumbo a esa fecha estelar en la historia de Chile, los chilenos afianzaron en mayo y junio de 2023 los senderos de polarización ideológica—derecha e izquierda—que le signaron en las últimas cinco décadas bajo una sombrilla de radicalización política heredada por las piezas claves del golpe de 1973: el médico socialista Salvador Allende (1908-1973) y el general ultraderechista Augusto Pinochet (1915-2006).
Chile se apresta a rememorar los impactantes sucesos de 1973 y apenas a 33 años de que, en marzo de 1990, comenzó el retorno a la democracia tras 17 años de dictadura militar.
Pese a su consolidación democrática y a su aparato institucional posdictadura, Chile siguió atrapado entre polos opuestos y anclado en el 11 de septiembre de 1973. Pinochet derrocó a Allende, un veterano político que murió ese mismo día y con solo 34 meses de su mandato de 72.
Pinochet gobernó a sangre y fuego durante 17 años, acusado de cometer atrocidades contra los derechos humanos, de saldar su periodo con más de 3 mil detenidos-desaparecidos a la fuerza y de gobernar hasta que en 1990 aceptó ceder para el paulatino retorno de Chile a la democracia. Allende emergió como ícono de la izquierda interamericana.
Ambas figuras todavía imponen las tendencias políticas chilenas y así quedó evidenciado en las batallas de 2022 y 2023 para adoptar una decisión definitiva en torno a la Constitución Política de Chile.
“Ultraderecha reaccionaria y negacionista”, acusó el Partido Comunista de Chile (PCCh) para enfrentar a sus adversarios políticos chilenos. “Hablamos de un proyecto histórico, que solo un golpe de Estado y la intervención imperialista de las transnacionales y la oligarquía pudieron detener. Pero la historia la hacen los pueblos y ese proyecto hoy es un proyecto inconcluso, pero no derrotado”, recalcó.
La desafiante proclama tampoco fue una repetición de los miles de mensajes que el PCCh lanzó desde la clandestinidad en el régimen militar, sino que el grito surgió el pasado 4 de junio al conmemorar el 111 aniversario de su fundación y urgir a la unidad de la izquierda para “detener a la ultraderecha reaccionaria y negacionista”.
El chileno Lautaro Carmona, presidente del PCCH, instó a “no bajar los brazos” ante la etapa de fortalecimiento exhibida por las fuerzas opositoras.
Las fuerzas chilenas de izquierda aglutinadas alrededor del presidente de Chile, el izquierdista Gabriel Boric, todavía viven una resaca política y sin visos de poder impedir que sus rivales ideológicos e históricos en la pugna Pinochet—Allende impongan su voluntad en una Constitución Política que deberá ser aprobada o rechazada este año.
El PCCh emitió sus proclamas un mes después de que—el 7 de mayo de 2023—salió herido de las urnas al sufrir una nueva y estrepitosa derrota electoral ante la derecha. En una votación ese día para elegir a los 50 miembros del Consejo Constitucional que elaborarán una nueva carta magna, la derecha y la ultraderecha de Chile ganaron 34 escaños y la izquierda y la centroizquierda obtuvo 16.
Alistan nueva Constitución en Chile
Los 50 comenzaron en junio a redactar la nueva constitución, que deberá estar lista en noviembre próximo para ser sometida el 17 de diciembre siguiente a aprobación o rechazo del pueblo chileno en un referendo. La pelea acerca de la Constitución se transformó en otro de los cuadriláteros en la pugna con el pasado de Pinochet.
En alusión al derechista Partido Republicano, que ganó en 2023 en las consultas sobre la sobren una carta magna que reemplace a la que Pinochet heredó, Lautaro exhortó a pelear con fuerza “el negacionismo que se ha tratado de instalar desde los republicanos”.
Pero en el otro bando prevaleció la defensa del pasado de frente al futuro.
“Chile, no nosotros, ha derrotado a un gobierno fracasado”, advirtió el abogado derechista José Antonio Kast, líder del opositor Partido Republicano y derrotado por Boric en los comicios presidenciales de 2021.
Al exponer el triunfo del 7 de mayo como “el primer día de un mejor futuro para nuestro país”, Kast adujo que “millones de chilenos han salido a las urnas para dar una señal fuerte y clara del rumbo que quieren del país”.
Kast perdió en 2021, pero reemergió con fuerza y con el panorama constitucional de por medio en otra fecha crucial: 4 de septiembre de 2022.
Chile cosechó una honda división social y política tras su paso ese día por las urnas en un histórico plebiscito constitucional y rechazó la propuesta de nueva carta magna promovida mayoritariamente por las fuerzas izquierdistas. El texto fue redactado de junio de 2021 a julio de 2022 por una Convención Constitucional electa por voto popular en mayo de 2021.
El resultado de septiembre de 2022 impactó al gobierno de Boric, cuyo cuatrienio se inició en marzo de ese año con el factor constitucional como uno de sus bastiones.
Con el triunfo del rechazo en septiembre, Chile siguió gobernado por la Constitución Política que entró a regir en forma transitoria en 1980 y con validez total en 1990 y que recibió de la dictadura de Pinochet, cuyo régimen tuvo el apoyo de Estados Unidos y avanzó con sus vecinos—Argentina, Bolivia, Uruguay, Brasil y Paraguay—también regidos por dictaduras castrenses de derecha.
Al ser rechazada la propuesta constitucional, los chilenos optaron por una nueva vía constituyente… ahora bajo total dominio de la derecha y de la ultraderecha: septiembre de 2022 y mayo de 2023 definieron parcialmente una contienda en la que Boric se transformó en el principal perdedor y arrastró a sus aliados de la izquierda.
Dentro de 73 días se producirá un instante fundamental para los chilenos.
Unos festejarán el 50 aniversario del golpe de Estado y ensalzarán a Pinochet como líder de una fase que impidió instalar en Chile un sistema comunista similar al de Cuba.
A más de 16 años de su deceso, más de 33 de que aceptó entregar el poder para el retorno civilizado de la democracia y más de 43 de su herencia constitucional, las secuelas de Pinochet siguen gravitando en la agitada política chilena.
Otros lamentarán la ruptura del orden constitucional y el derrocamiento de Allende como líder de unas frustradas transformaciones socioeconómicas y políticas.
Con casi 50 años de muerto, a más de 52 de que en noviembre de 1970 asumió como primer gobernante izquierdista en América que llegó al poder por elecciones y no por golpe de Estado ni guerrilla, los legados de Allende persisten en Chile.
Dentro de 170 días—17 de diciembre—y luego de retornar del viaje al pasado para conmemorar, celebrar, deplorar, repudiar o simplemente recordar los acontecimientos de hace medio siglo, Chile volverá a las urnas a decidir sobre su nueva estructura constitucional y siempre con la sombra de las figuras—amadas y odiadas, despreciables o emblemáticas—de Pinochet y de Allende.