Lo dicho, resultó todo un éxito la despedida del rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza de la Plaza de Toros Monumental Monterrey al lucir los tendidos llenos, dándose cita diversos medios de comunicación y con el corte abundante de orejas y rabo tal y como se pronosticaba.
El rejoneador, el hidrocálido Joselito Adame y el francés mexicano André Lagravére “El Galo” complacieron al respetable al lucir en sus faenas lidiando toros de Montecristo que dieron buen juego, además de que el Juez de Plaza en esta corrida no se puso muy exigente y concedió un buen numero de apéndices a los toreros y al final de la corrida todos los asistentes salieron complacido y “toreando” del coso de la Avenida Alfonso Reyes; la conclusión es que cuando todos estos elementos de conjugan siempre el resultado es una “tarde triunfal”
¿Pero por qué no siempre sucede los mismo? Porque la Plaza casi siempre luce vacía y ¿por qué a “los toros” no se le da la difusión necesaria en los medios de comunicación?
Han sido muchas las veces que nos hemos hecho esas mismas preguntas y resulta no difícil responderlas. Mas bien es “sobada” la respuesta. Al final de cuentas el espectáculo taurino tiene su propia naturaleza y el espectador sus propias expectativas, en ese sentido quizá haya aficionados que busquen al toro con edad, trapío y con sus astas intactas; otros percibir el toreo de calidad o de valentía, otros quizá que el reglamento se observe a cabalidad, pero creo que la mayoría coinciden en que en la plaza de toros haya espectáculo y que divierta a los asistentes, y eso precisamente es lo que Pablo Hermoso de Mendoza ha ofrecido por más de veinticinco años que lleva de carrera en todas la plazas del mundo taurino.
De la calidad artística y de la trascendencia histórica de Pablo Hermoso de Mendoza solo podemos decir que ha sido extraordinaria que con él; se ha dado un parteaguas en el antes y el después del rejoneo, que ha superado el antiguo estilo de rejonear que alguna vez vimos en Gastón Santos, en Ángel Peralta o en Joao Moura. Hermoso de Mendoza a partir del nuevo milenio vino a revolucionar el toreo a caballo, dándole más temple a sus faenas, mayor espectacularidad en las suertes y a lucir en sus presentaciones hermosos y espectaculares caballos, muchos de ellos que han pasado también a la historia de la ejecución del rejoneo.
Pero creo lo más importante es que el torero de Navarra, España, ha sabido llevar casi a la perfección su “administración” como figura del toreo, aprovechando además de su calidad y de sus constantes triunfos el “vacío” que hemos tenido en México por la falta de toreros que resulten de impacto para los aficionados, y los no aficionados, así como para las empresas y los patrocinadores.
En ese sentido el maestro del rejoneo ha “jalado a los tendidos a los aficionados y a los que solo asisten a los cosos como público ocasional que son atraídos por la extensa promoción de Hermoso de Mendoza y que, al final de cuentas, acuden a las plazas a divertirse al ver un espectáculo que les brinda emoción al conjuntarse, la buena embestida de los toros, los magníficos caballos y el carisma y profesionalismo del maestro del rejoneo que se despidió del ruedo regiomontano.
Lo más importante de este tipo de eventos es que cuando viene una figura mediática se vuelve hablar de toros y los medios de comunicación difunden todo lo que hace, en este caso Hermoso de Mendoza, aunque la verdad es que nos gustaría que eso se diera con mayor continuidad, aunque para que eso suceda debiéramos tener una figura mediática que atraiga al público a los tendidos y que, como el rejoneador navarro, sea atractivo para las empresas, los patrocinadores y para los medios de comunicación en general.
¿Cuánto tiempo pasará para que nuevamente veamos los tendidos de la Monumental Monterrey llenos? Quizá cuando un mexicano triunfe en Madrid y salga por la puerta grande rompiendo el maleficio de más de cincuenta años, o de plano cuando se presente en nuestra ciudad el niño prodigio del toreo español, Marco Pérez. Y no faltará mucho tiempo para que mi humilde pronóstico se cumpla.