Ciudad de México.-
El accidente cerebrovascular o ACV es una emergencia médica semejante a un infarto cardíaco, que se produce cuando un vaso sanguíneo que lleva sangre y oxígeno al cerebro se obstruye o se rompe.
Las primeras cuatro horas y media son cruciales para la atención de quien lo sufre, ya que desde el momento en que se inicia, por cada minuto mueren 2 millones de neuronas.
Ante esto, la Comisión de Neurología de The Lancet y la World Stroke Organization alertó sobre el aumento del 50% en los casos de ACV en poco más de 20 años, destacando su impacto en la carga de discapacidad. Además, resaltó la rápida expansión en personas menores de 55 años.
Los expertos proponen “soluciones pragmáticas” centradas en vigilancia, prevención, tratamiento y rehabilitación. Así mismo, advierten la necesidad de vigilancia epidemiológica y control de factores en países de menores ingresos.
El control de enfermedades como la hipertensión, tabaquismo, colesterol, diabetes, y otras patologías es prioritaria, su detección temprana y el tratamiento adecuado pueden evitar gran parte de los accidentes cerebrovasculares.
La alimentación mediterránea y la actividad física son recomendadas para mejorar los parámetros cardiometabólicos.
La fibrilación auricular (FA) aumenta significativamente el riesgo de ACV. Muchas personas descubren esta arritmia después de sufrir un evento. La evaluación del riesgo de ACV cardioembólico es crucial, pero la falta de tratamiento adecuado es una preocupación. El registro muestra que 4 de cada 10 personas con FA de alto riesgo no reciben el tratamiento adecuado.
ACV isquémico: Se produce por oclusión de una arteria, lo que impide que la sangre irrigue una zona del cerebro. Cuando esto ocurre, la zona afectada carece de oxígeno y nutrientes y las células sufren una lesión isquémica. La oclusión puede deberse a un trombo local, a un coágulo remoto que se aloja en la circulación cerebral o a enfermedades de la vasculatura cerebral.
ACV hemorrágico: En este caso, la ruptura de una arteria produce hemorragia que a su vez, condiciona una lesión o compresión cerebral. La hemorragia puede ser intracerebral o en la superficie del cerebro (espacio subdural o subaracnoideo).
En el primer caso, la causa suele estar asociada a hipertensión y menos frecuentemente, por malformaciones en los vasos. En el segundo, es más frecuente que la causa sea un traumatismo craneal o una dilatación de la arteria (aneurisma).
El informe destaca la importancia de implementar estrategias preventivas y servicios de tratamiento basados en la evidencia científica para frenar el crecimiento alarmante de esta enfermedad.
Llevar adelante un estilo de vida saludable, junto con la consulta periódica al médico para realizar una evaluación del estado de todo el sistema cardiovascular son acciones preventivas del ACV.