Si antes de partir de este mundo, le dieran a usted la oportunidad de despedirse de los lugares más importantes de su vida, estoy seguro que muchos de nosotros iríamos a uno de los estadios de futbol.
Es martes por la tarde y el viento juega entre las butacas vacías del Estadio Universitario.
La mirada de Edmundo Manzotti adquiere esa profundidad característica de cuando viaja hacia dentro en busca de nuestras emociones más íntimas.
Un 4 de octubre de 1975 le anotó al América el gol con el que Tigres se coronó en la Copa de ese año, para concretar el primer campeonato de algún equipo regio en la Primera División.
El gol, dice, Manzotti, cambió y le dio un impulso a su vida, pero aclara, de nada sirve algo hacia cuando no hay una continuidad en crecimiento personal.
Paralelismos entre la vida y el futbol, de nada hubiera servido al futbol regio aquel gol que produjo el campeonato de Copa, si no hubiera habido un crecimiento.
A la Final entre Tigres y América, que se disputa este jueves 14 de diciembre en su partido Ida, en el mismo Estadio Universitario, el equipo felino llega muy diferente a aquel duelo por el título de Copa de hace casi 50 años.
Entre aquel zapatazo de Manzotti ha existido una sucesión de hechos, de éxitos y fracasos, que permiten a los Tigres hoy hablarle de tú al América, algo impensable en aquellos lejanos días.
La actual generación de aficionados felinos es también muy diferente a aquella época.
El ex jugador y formador de conciencia de nuestro futbol, “Milo” Cruz, con quien el lunes compartimos micrófonos en el programa Balonazos de ABC Radio, describió el perfil del aficionados de esos tiempos austeros de logros:
Dijo que él y sus amigos se limitaban a disfrutar los partidos, y ni si quiera se preocupaban por ver la tabla de posiciones.
Retoman sus palabras pienso que aquel aficionado labró los valores de la lealtad, del amor incondicional, sin importar si recibía un triunfo a cambio…
La generación de hoy, sin embargo, no sabe de sequías de resultados, está acostumbrada a levantar copas, no se imagina cómo es eso de no ir a la Liguilla durante varios torneos.
Me gustaría saber qué valores se cultivan ahora en la abundancia.
Aquel gol de Manzotti dio un impulso a la vida de él mismo, a los Tigres y al futbol regio.
Por fortuna, nadie se quedó allí, hoy Manzotti es un próspero empresario en la rama de los seguros, Tigres es ya uno de los grandes equipos de la historia del futbol mexicano… y el futbol regio pisa fuerte a nivel continental.
Gracias a ese y otros impulsos, y héroes, hoy existe la generación de la abundancia de nuestro futbol.