Ciudad Victoria, Tam.-
Temple y convicción ha demostrado el gobernador de Tamaulipas, Américo Villarreal Anaya, en este 2023, lo que le permitirá navegar como en un mar de aceite el resto de su sexenio a fin de recuperar la grandeza del estado y garantizar el bienestar de sus habitantes. Encontró un territorio devastado por las hordas depredadoras del cornudo y ha tenido que remar contra corriente para ir saneando cada una de las instancias de la cueva de Ali Baba en que se había convertido la administración pública.
El Dr. Villarreal ganó las elecciones para llegar a la gubernatura del Estado; lo hizo de una manera contundente porque la gran mayoría de los tamaulipecos anhelaban un cambio luego de la noche oscura del saqueo y los abusos, y le entregaron su confianza sin reserva; pero, no es lo mismo ganar el poder que ejercerlo. Tuvo que llegar a hacer una limpieza profunda de las entrañas de la res pública y no pocas veces empezar de cero porque no dejaron ni hojas donde escribir, menos dinero para cubrir los gastos y pagar sueldos.
Luego, fincar responsabilidades para que las fechorías del panismo no queden impunes y quienes aquí viven y se afanan cotidianamente para llevar la gorda a la mesa familiar, sepan que se hará justicia con la ley en la mano. El blindaje de los pillos fue urdido con el concurso de las fuerzas ultraderechistas de acuerdo a los cánones del lawfare (guerra política por la vía judicial-mediática, con intereses económicos, políticos y geopolíticos ocultos a la opinión pública); pero, se está avanzando y habrá de llegar el día en que brille sobre Tamaulipas el sol luminoso de la justicia.
Pero, la tarea se ha venido complicando por circunstancias inéditas e imprevistas, como fueron los comicios extraordinarios para elegir al sucesor del senador Faustino López Vargas, quien falleció a causa de un accidente automovilístico ocurrido en el municipio de Trancoso, Zacatecas. Mover todo el aparato electoral y surcar el mar embravecido de las pasiones políticas de los grupos de poder que demandaban agua para su molino, fue tarea ingente de la que salió airoso.
Por si fuera poco, uno de los emisarios más irresponsables del sindicalismo magisterial obligó a los maestros, amigos del régimen, a un paro loco que dejó sin escuela a todos los niños y buena parte de los jóvenes de la entidad durante dos semanas. Arnulfo Rodríguez, venido de las profundidades del charrismo, exigió a la secretaria de Educación, Lucía Aimé Castillo Pastor, el dominio total de los Centros Regionales de Educación en toda la entidad para colocar ahí a sus incondicionales y tener en sus manos los hilos del sector educativo. Afortunadamente, el Dr. Américo Villarreal no se dejó amedrentar y con ayuda de la federación conjuró el peligro.
Donde la batalla sigue es en la Fiscalía General de Justicia, donde está enquistado uno de los caballos negros del cavecismo cuyos vínculos con la delincuencia organizada vienen desde que colaboró con el secretario de Seguridad Pública de Felipe Calderón, Genaro García Luna, según han señalado diputados de la fracción morenista. Este recibió el espaldarazo de la Suprema Corte para seguir en el cargo hasta el 2027, no obstante su negro historia y su desaseado desempeño.
En lo que sí se ha avanzado es en la Fiscalía Anticorrupción, donde la diputación permanente, que funge durante el receso en que se encuentra el Congreso del Estado, decidió separar del cargo al Fiscal Especializado en Combate a la Corrupción, Raúl Ramírez Castañeda, en defensa de la observancia de la Constitución Federal en materia de Procuración de Justicia y Seguridad Pública, según el acuerdo aprobado por unanimidad de votos en el mes de septiembre.
Otro logro notable, luego de la valiente denuncia de la diputada Magaly Deándar Robinson, quien aportó pruebas contundentes del saqueo al presupuesto de la Universidad Autónoma de Tamaulipas por 450 millones de pesos, el rector carnal de Cabeza de Vaca, Guillermo Mendoza Cavazos, presentó su renuncia ante el Consejo Universitario y puso pies en polvorosa. Este nombró en su lugar a Dámaso Leonardo Anaya Alvarado, un hombre del que se espera mucho para volver a la máxima casa de estudios a su lugar privilegiado en la educación superior.
Pero, indiscutiblemente, la cereza del pastel en este año fue la jugada política magistral del Dr. Américo al mover todas sus fichas a favor de la precandidata a la presidencia de la República, Claudia Sheinbaum Pardo quien, también sin duda alguna, habrá de llegar a la más alta responsabilidad del país. Con ello, el futuro de la Nueva Santander se espera luminoso y el porvenir de los cuerudos como hacía décadas no ocurría, como cuando tuvieron las simpatías del gran presidente don Adolfo López Mateos.
El año que viene será un buen año para este rincón donde la patria comienza. Los astros están alineados y el capitán tiene mano firme y rumbo fijo. Aquí cabe recordar las palabras de Carlos Darwin cuando dijo en su Teoría de las Especies que no sobreviven o triunfan los más fuertes o los más inteligentes; sino, los que mejor se adaptan a los cambios de la evolución. ¡El Dr. Américo Villarreal Anaya es de esos!