Arrancó una temporada más de este circo de tres pistas que conocemos como la Liga MX con pocas novedades y los mismos clichés, lugares comunes y anhelos de toda la vida.
Otra vez los opinadores de la tele emiten desde sus púlpitos de mármol sus sentencias sobre quienes serán los protagonistas del torneo y quienes están, desde hoy, condenados al fracaso.
Como siempre sucede, repiten los mismos nombres de toda la vida esperando que en esta ocasión, vuelvan a atinarle como sucedió el año pasado cuando vaticinaron que el América sería el Campeón de Liga.
Sin embargo, desde hace un par de años existe una nueva verborrea que se está comenzando a repetir cada semestre cuando arranca un nuevo torneo.
Se trata de la marihuanada de que el futbol mexicano se parece, cada vez más, a las rancias Liga Española o Premier donde solamente hay dos o tres equipos protagonistas y el resto son decoración (por cierto, esta tesis está siendo destrozada por un pequeño equipo de Cataluña que, hasta ahora, está en la cima de la competencia ibérica por encima de los poderosos merengues y blaugranas).
Según los trompetistas, en México ya nadamás hay cuatro equipos poderosos con el billete necesario para hacer las grandes contracciones, meterle esteroides a sus plantillas y ganar todo lo que se pueda ganar.
Se supone que estos cuatro equipo son América, Guadalajara, Tigres y Rayados.
El tema aquí es que, aunque es verdad, estos equipos están sentados en enormes e interminables bolsas de dinero que les permite llamar la atención de todos, tampoco son o serán los dominadores de la liga.
Es verdad, al menos en el caso de América y Tigres, estamos ante dos instituciones que han sabido invertir sus millones, contratando jugadores que hacen diferencia y regalan títulos.
Los otros dos pueden hacer una gran campaña regular pero, invariablemente, se hunden al momento de la verdad.
Aquí lo que me gustaría (y que no va a suceder), es que la afición regiomontana le bajara dos rayitas al entusiasmo y dejara de creerse esa papa de que sus equipos locales se van a comer vivos a todos los que se les ponga enfrente.
El torneo azteca está muy lejos de La Liga Española o la Liga Premier. Aquí un humilde equipo de dos pesos como el San Luis de la temporada pasada, o el Necaxa de este arranque del torneo, pueden tener un momento de inspiración y colarse entre los mejores.
La historia nos lo ha enseñado cienes y cienes de veces.
Lo malo es que la afición local no escucha, se ciega con el canto de los sirenos y cae en el pecado de soberbia para, luego, sufrir una penitencia muy dolorosa.
Celebremos que los equipos regios son protagonistas, pero con moderación porque luego las crudas son horribles y duran semanas.
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