— “Presi, toda la vida hubo argentinos acá… Ellos recuerdan a Redondo, Valdano, Di Stéfano…”, le dijo Oscar Rugeri a Florentino, el dirigente de la Casa Blanca, cuestionando la ausencia de sus paisanos en el Madrid, ya que el único que tienen, Nico Paz, nació en España.
El rústico defensor que fue compañero del “Abuelo” Cruz en el Logroñés y luego jugó tres días en el Madrid en los 80, de donde fue echado muy pronto, dice que le respondió:
“Óscar, tiene que ser alguien distinto a cualquier cosa. ¿Viste lo que es este inglés? (Jude) Bellingham es la figura y están todos enamorados. Tiene que aparecer algo que los deslumbre”.
Probablemente a Florentino le faltó decir:
“Los argentinos no dan el tono de Bellingham, ni de lejos; deberían seguir intentando en México, allá agarran a cualquiera”… pero, tal vez, sólo lo pensó.
El último argentino que estuvo ahí, fue hace 10 años. Se llama Angel di María, quien en 2014 pasó al United, pero ya no hubo más.
Y en México, lo sabemos perfectamente, desde hace décadas han llegado muchos jugadores de dudosa calidad al balompié azteca, y los han traído a sabiendas, es decir, no ignoran que algunos son buenos, otros mediocrones y otros pésimos,
Los directivos lo saben, pero es parte del negocio -desde hace muchos años- traer jugadores malos, para luego cambiarlos. Ése es el negocio, dado que no todos los dueños de equipos manejan los clubes y sus contrataciones, sino sólo ponen el dinero. La plata se la llevan los directivos implicados en la compra y en la venta, los promotores, entrenadores y los periodistas que inflan las cualidades de los jugadores y disimulan o justifican cuando acá el fútbol los exhibe, levantándoles las enaguas y mostrando sus miserias.
Y para ser justos, no solo argentinos. También hay todo tipo de sudamericanos como uruguayos, ecuatorianos, colombianos, peruanos o venezolanos.
Ahora, esto no es algo que le importe al aficionado. Ellos con que les monten un equipo que gane y no dé lástimas, le importa un cacahuate que se roben el dinero, aunque ellos sean los estafados muchas veces porque son los que lo ponen en la taquilla, comprando camisetas, esquilmos, en las bolsas de las casas de apuestas o de la TV de paga.
Por suerte en los equipos regios ya casi no pasa eso y las recientes contrataciones han convertido a Tigres y Rayados en la punta del tren, como ha sucedido la última década donde han sido verdaderos protagonistas.
En ambos lados tienen jugadores muy talentosos que alegran el ojo del espectador y eso se agradece. Por supuesto que de pronto titubean, como le pasó a Monterrey ante Pachuca o a Tigres en otros encuentros, pero en general, siguen haciendo sentir orgullosos a sus seguidores.
Los periodistas capitalinos y porristas con micrófono, algunos, verdaderas prostitutas de la profesión, seguirán inflando a sus Pumas, Águilas y Chivas debido al encargo de la Liga, pero no es nada que inquiete a los fans norteños.
Y cuando pasen cosas absurdas como ante León que le regalan un penal en el minuto 94 al América, la crítica sea: “Uuuy, era una jugada muy brava”.