Cruz Guadalupe Martínez Aguilar, nació el 12 de diciembre de 1949 en la ciudad de México, hijo del Contador Público, Cruz Martínez Domínguez y de Gabriela Aguilar, ama de casa. Un lector compulsivo de todo tipo de literatura y que la historia de su padre amerita una especial mención ya que fue contralor fundador de Bancomer, maestro de la Escuela Superior de Administración de Economía del Politécnico Nacional.
Infancia es destino, y él la tuvo plena y feliz con unos padres que le dieron empaque existencial no solo para la academia sino para la vida misma, junto a unos hermanos que aún al tiempo de hoy se aman entrañablemente, aunque con el paso del tiempo cada uno tomó su rumbo por caminos diferentes.
El pedigrí del ahora pediatra Cruz Martínez no se conocería a plenitud sin mencionar la influencia que tuvo su padre del empresario norteamericano William (Billy) Jenkins, director fundador de Bancomer en 1950 quien después de varios años le dio la batuta de éste banco al emblemático empresario poblano Manuel Espinosa Yglesias.
En Matamoros tenemos al hijo de uno de los fundadores de Bancomer, quien hizo toda la fusión económica y contable, y después de mucho tiempo falleció a los 73 años dejando a cuatro hijos, el mayor, Cruz Guadalupe (Pediatra), Fernando (Contador Público), Enrique (Arquitecto), quien hizo el Aeropuerto Internacional Juan Santamaría de Costa Rica y José Antonio (Ingeniero Químico).
Cruz Martínez, desde su infancia tuvo muchas influencias positivas, comenzando por la disciplina de su señor padre. En la primaria y secundaria en el Franco Ingles fue educado por los sacerdotes maristas de la Congregación Mariana de San Pedro Chanel; desde entonces tuvo una permanente inclinación por las ciencias biológicas. Concluyó sus estudios de preparatoria el fatídico año del 68.
Tuvo oportunidad de conocer a Díaz Ordaz gracias a su padrino de pila y tío político José Muñoz Zapata, otra de sus grandes influencias de vida, casado con su tía María Luisa, hermana de su papá; un diplomático de carrera muy culto, embajador de México en Paraguay y Guatemala en la época de Adolfo López Mateos, tiempo en el que hizo una profunda amistad con Díaz Ordaz, quien lo nombró embajador en Filipinas para después nombrarlo jefe de ceremonial de la presidencia de la República.
Fue gracias a esta cercanía de su tío político que el joven Cruz Martínez pudo conocer muy de cerca al presidente Gustavo Díaz Ordaz en Palacio Nacional por los festejos protocolarios que su tío José hacía constantemente y a los que él asistía con devoción y gracias a los cuales pudo palpar sin filtros la fascinante personalidad del conductor titánico del carro del destino mexicano, Gustavo Díaz Ordaz, de quien paradójicamente, el hoy pediatra dice que era una persona maravillosa.
Esta cercanía también le permitió al joven Cruz Martínez tener referencia cercana de muchos de los protagonistas políticos de aquella época y calibrar que el presidente Diaz Ordaz jamás estuvo de acuerdo con hacer las Olimpiadas de México 68 por la falta de recursos y que poderes fácticos se la impusieron más a fuerzas que de ganas.
Estos aciagos eventos le costaron un año de vacaciones forzosas porque la UNAM permaneció cerrada. Ingresó a la Facultad de Medicina en 1969 y se recibió el 12 de enero de 1974, día en que presentó su examen profesional por escrito en un tiempo en que se generaban muchos profesionales de campo y ya cuando no hubo donde acomodarlos el IMSS creó entonces la especialidad de medicina familiar.
Cruz Martínez estudió la especialidad de pediatría en el Hospital López Mateos y en el 20 de noviembre de la Ciudad de México; se graduó en enero de 1982. En este momento de su vida se le presentaron dos opciones para definir su camino, tuvo que escoger entre Tapachula y Matamoros.
Llegó a nuestra ciudad el 5 de abril de 1982 a los 34 años con plaza en el ISSSTE. Ese mismo día muy románticamente se fue a pasear al bordo del río Bravo y unos policías de la administración de Jorge Cárdenas lo arrestaron y lo llevaron a la barandilla. Una vez que se identificó como médico lo dejaron libre.
En el ISSSTE conoció al amor de su vida, Esther Rodríguez Pescador con quien después de un “largo noviazgo” de 3 meses se casó el 27 de noviembre de 1982 con quien tuvo dos hijas: Gabriela (Arquitecta) y María Fernanda (Pediatra). Fue fundador de la clínica AME, ubicada en la avenida Lauro Villar y catedrático de Embriología en la Facultad de Medicina de Matamoros. Actualmente es maestro en la escuela de Enfermería.
Un hombre lleno de gracia, y pediatra muy humano de muchos matamorenses, que leyó dos veces “Los Miserables” de Víctor Hugo y Ana Karenina de León Tolstoi, quien tiene en su haber de lectura muchos otros libros de diversos autores. Un hombre que se supo aceptado por Matamoros y que con sus acciones demuestra su profundo amor por esta tierra.
El tiempo hablará.