Cd. de México.-
El conductor de televisión Daniel Bisogno enfrenta un momento muy complicado en la actualidad, ya no sólo por el estado de salud tan vulnerable que atraviesa, sino porque su madre, la señora Araceli Bisogno falleció este fin de semana. Ahora, se especula que su padre, Concepción Bisogno, también se encuentra batallando con problemas de salud, los que se presumen, son muy graves.
La familia Bisogno Tapia afronta una situación difícil, desde hace casi un año, cuando “el Muñeco” fue hospitalizado por primera vez, pues a pesar de que se estabilizó por unos meses, las varices esofágicas sangrantes que padeció y, posteriormente, la extirpación de la vesícula que atravesó causó que su estado de salud se vulnerara considerablemente.
Ahora, luego de que se diera a conocer que su madre, doña Araceli, falleció este sábado 24 de febrero por los problemas que una infección generalizada le produjeron, una revista de circulación nacional publicó una versión que sugeriría que el padre del conductor, don Concepción o don Concho, también se encuentra muy enfermo.
El trascendido fue publicado por la revista “TV Notas”. Sin embargo, la familia del presentador de “Ventaneando” no ha confirmado ni desacreditado esta versión, en la que no se detalló el aparente motivo que habría vulnerado la salud de don Concho.
No es mucha la información que se conoce de don Concho, sin embargo, el conductor ha llegado a contar algunos pormenores de cómo vivió su niñez y hasta de la forma en que su madre y padre se enamoraron.
Daniel, en una entrevista que concedió a Yordi Rosado en noviembre, reveló que su mamá y su papá se casaron cuando tenían 14 y 22 años.
El también actor de “Lagunilla mi barrio” reconoció que la diferencia de edad de sus progenitores podría parecer conflictiva, pero en esas épocas era muy común que personas con una gran diferencia de edad se enamoraran y emprendieran una relación.
De hecho, la relación entre doña Araceli y don Concho fue tan fuerte que su matrimonio duró 56 años, pues estuvieron juntos hasta el último día de la vida de la madre de Daniel.
En esa entrevista, el conductor describió a don Concepción como un padre muy exigente, pues a pesar de que él fue un joven “desmadroso”, reveló que tenía mucha precaución a la hora de cumplir las reglas impuestas en su casa.
“Era desmadroso, pero tenía que llegar a tiempo a la casa porque mi papá era muy estricto, si yo llegaba después de la hora que me decían, que eran las a las dos de la mañana…. y ¡sin coche!, porque jamás me prestaron el coche y, eso, lo tengo que decir”, expresó.
De acuerdo con Bisogno, ni su propio padre usaba el coche porque prefería irse en transporte público y, aprovechar el trascurso, para tomar una siesta rumbo al trabajo.
“Había coche en la casa, que mi papá tampoco usaba, ¡se iba en pesero!, para dormir, decía que prefería irse dormido que manejar el coche, entonces el coche en la casa guardado y todos en pesero”, rememoró.
Otro de los pasajes que Daniel ha compartido sobre su padre, es que cuando el era más joven, don Concho lo instaba a que se convirtiera en contador público. Sin embargo, reconoció que nunca fue bueno para los números.
Por eso, cuando Bisogno comenzó a mostrar interés por el ámbito artístico, su familia lo consideraba como “la vergüenza de la familia”, concepción que no cambió sino hasta que se ganó la aprobación del público y su gente pudo constatar todos los sacrificios que conllevaba trabajar en los medios de comunicación.
“Insistía en que yo acabara una carrera forzosamente de lo que él quería, que era contador público, yo dije: ´-Yo no puedo eso´, nunca me gustó, hasta que le dije ´no que ¿sabes qué?, que no´, (y) me convertí en la vergüenza de la familia hasta que me convertí en el orgullo, después de tiempo de luchar, cuando ven que los que nos dedicamos a esto, muchas veces, no tenemos cunpleaños ni vamos a una fiesta, ni al cumpleaños de tus propios hijos, por entregarnos al público”, destacó.
Durante esa charla, Daniel contó que la edad de su padre lo llevaba a batallar con los dolores de rodilla como un padecimiento con el que lidiaba día con día.