Para el Monterrey era importantísimo no perder su tercer partido en fila en la Liga y para Tigres lo era más…
El escandaloso tropiezo ante Columbus Crew en la Concachafa pegó duro en el ánimo de la banda de San Nicolás.
Tigres salió con la puntería de apache y le bastaron tres llegadas para acertar y poner contra la pared a un Monterrey que no paró de luchar, hasta que obtuvo el premio.
Los uruguayos ahora sí aparecieron por parte de Tigres y Rayados, que había hecho un trabajo perfecto de aplicación en marcas y despliegue ofensivo ante Inter Miami a media semana, ahora sufrió por los costados donde penetraron los que abastecieron de parque a los rematadores.
Rayados fue mucho más incisivo al ataque y la defensa felina se tuvo que emplear a fondo para defenderse. Sánchez Purata y Carlos Felipe Rodríguez sacaron dos que ya se cantaban como goles.La polémica surgió cuando el silbante consideró que una pelota que pegó en el brazo de Brunetta no era considerado como penal, porque antes alcanza a tocar levemente el muslo del mismo jugador.
¿Por qué inventaron esa mafufada de que si te roza antes en otra parte del cuerpo y luego impides un pase o tiro a gol con la mano no se penaliza?… nadie lo sabe. Ni los que inventaron eso.
En México, por ejemplo, un pisotón que te destroce empeine y dedos del pie, es amarilla y si va arriba del tobillo el contacto, es roja… ¿Por qué?… nadie lo sabe. Y si los que meten la mano –aunque no te pegue antes en otra parte del cuerpo– pero es del América, tampoco se marca penal, como ocurrió ante Toluca el sábado.
La otra polémica fue por el tiempo añadido. El árbitro Ramos Palazuelos aumentó uno o dos minutos más al tiempo de 8 que ya había añadido originalmente. Tigres se dijo robado porque el gol cayó dentro del minuto 100, es decir, dentro de los dos que añadió el silbante a los 8 de la reposición original.
Y los añadió porque consideró que se perdieron, no por sus pistolas.
Entonces, quedaría aclarado ese punto.
El partido en sí estuvo muy emotivo, muy bien jugado, con poca rudeza, pero sí intensidad, a pesar de que no todos habían participado en este tipo de duelos.
Tigres intentó defenderse con el balón y manteniéndolo lejos de su área, pero no fue posible. Rayados atacó por todas partes y los encajonó en sus 16.50 y a base de metralla pudo sacar la igualada que festejaron como un triunfo, porque lo fue.
No perder fue una victoria, por lo que había pasado en las dos fechas pasadas de la Liga y por el rival.