Desde que Sinergia Deportiva tomó la administración del club Tigres, han sido pocas las ocasiones en la que a nivel institucional el equipo se ha manifestado en público sobre controversias ocurridas dentro y fuera de las canchas.
Fuera de los tradicionales comunicados sobre lesiones y movimientos de jugadores y técnicos, Tigres no es un equipo que guste de litigar o dirimir controversias a través de los medios.
Parece que la política es más inclinada hacia la sobriedad, hasta el pasado nueve de febrero cuando la intempestuosa salida de Diego Cocca de la dirección técnica del equipo para irse a la selección nacional provocó que la directiva criticara el abandono de su entrenador en un boletín de prensa.
“La institución siempre será primero y por eso hoy continuaremos nuestro proyecto con el gran plantel que hemos armado y de la mano de la mejor afición de México…” se dijo en el comunicado felino, dejando en claro que la vida con Cocca o sin él seguiría. Y vaya que siguió.
Desde entonces, Sinergia no había tomado las plataformas para manifestarse como lo hizo tras el inmaduro actuar de Nahuel Guzmán en la tribuna del BBVA y su disculpa en redes sociales a la dura crítica pública del portero rayado Esteban Andrada.
“Nos unimos a las disculpas ofrecidas por Nahuel Guzmán al Club de Futbol Monterrey y a todos los afectados, ya que esas acciones no representan los valores de esta institución”, expuso el club.
Hasta allí, la posición de la directiva y el equipo de comunicación social pareció la más congruente después de la estupidez de Guzmán, uno de los mejores porteros en la historia de la liga y hoy protagonista de uno de los ridículos históricos en el futbol mexicano.
Lo que sucedió después llama la atención por ser inusual.
Horas después del pronunciamiento reprobando a su jugador, Tigres publicó un nuevo comunicado en el que, sin rodeos, manifiesta su frustración por el arbitraje desde el torneo anterior, en el que una decisión que para muchos fue rigorista los dejó con 10 hombres en la final de vuelta contra el América.
“Queremos comunicarles que, al igual que ustedes, tanto jugadores, como directiva y cuerpo técnico de Tigres, nos sentimos muy frustrados por cómo nos han afectado las decisiones arbitrales desde el torneo anterior.
De manera reiterada hemos externado directamente a la Liga MX, a la Federación Mexicana de Futbol y a la Comisión de Arbitraje nuestra inconformidad no solo por diferentes acciones durante los partidos, sino también por distintas actitudes y agresiones hacia nuestros jugadores”.
La repentina crítica institucional a la liga y los árbitros no solo destaca por ser eso, un abierto cuestionamiento que rompe con los códigos no escritos de la liga. También revela lo que mucho tiempo se ha dicho en programas de análisis y columnas deportivas: en el futbol profesional hay amigos, socios y enemigos.
Mientras tanto, del lado de los Rayados, su director deportivo Antonio “Tato” Noriega aprovecha su experiencia como analista de televisión para hacer una extensa y también poco común gira de medios para hablar sobre los detalles que ocurrieron en el palco del BBVA cuando detectaron que Nahuel usó un láser para molestar a los jugadores del Monterrey.
El mensaje de Noriega es simple: exhibir lo más posible al portero de los Tigres buscando influir en el ánimo popular y de la comisión disciplinaria para que la sanción a Guzmán sea contundente y ejemplar, aún y que el reglamento disciplinario es vago en sancionar a un jugador por acciones fuera de la cancha.
Se dice que para bailar tango se necesitan dos. Tigres y Rayados decidieron a su modo salir a la pista, se tomaron de los brazos y hoy se encuentran danzando una canción que, fiel al estilo musical argentino, seguramente terminará en tragedia.