El panorama está más que claro en Tigres varonil. Lo saben desde los aficionados hasta los periodistas. La temporada que viene es donde comienza, o debería de comenzar, la verdadera renovación en el equipo.
Entre lesiones, suspensiones y bajas de juego, la defensa del equipo universitario grita cambio. Tigres, un equipo que en la última década se distinguió por planteles vastos que le permitieron solventar dificultades con revulsivos importantes, en la temporada que recién concluyó fue evidente que ni los titulares ni los substitutos pudieron con la exigencia en momentos clave.
¿Quiénes deberían de salir? Está mas que cantado que por lo menos Samir Caetano y Diego Reyes. De Eduardo Tercero y Juan Jose Purata, pues poco que decir, porque poco es lo que han hecho por el equipo.
La ofensiva de los universitarios tiene de por sí un buen dilema por resolver con la disyuntiva de cuando sentar a André Pierre Gignac y cuando darle la titularidad a Nicolás Ibáñez, que en la próxima temporada deberá de resolverse con claridad porque se ve difícil que otro torneo del “Tanque” aguante en la banca y con diez minutos por partido.
Por mucho tiempo se ha pensado que el retiro de André sería el año cero en la nueva historia de Tigres.
Con los resultados recientes de la defensa felina, me parece que el verdadero año clave de la renovación de calidad en los Tigres es la temporada que viene.
Se sabe que los equipos ganadores se construyen de la defensa hacia la delantera, así que esa debería de ser la prioridad institucional, claro, si es que en las oficinas de Cemex también lo saben.
De Rebote
Lo que apuntaba en el papel para ser una de las más poderosas versiones de Tigres Femenil en su ya exitosa historia parece que no pasará de las semifinales después de la exhibida que les dió el América el viernes en el juego de ida en el Azteca.
Las Amazonas siguen sin conectarse y en una temporada atípica ya fueron derrotadas dos veces por las americanistas, que tienen el sartén por el mango de la eliminatoria al derrotarlas con un 3-1 que se ve lapidario, especialmente por la falta de contundencia y claridad táctica que las universitarias mostraron en el estadio Azteca.
Si no ocurre una remontada histórica en el Volcán en la vuelta, el fracaso de las universitarias será igualmente mayúsculo.