Se hablará mucho de que la Final de la liga MX el 26 de mayo es de lo más justa, porque estarán en la cancha el superlíder del torneo, América, enfrentando al segundo lugar de la tabla general.
Otros, sin embargo, hablarán del error garrafal de Gallardo al tener la portería a modo en el minuto 72 y mandó el balón sobre la portería, totalmente desguarnecida. Ah, y sobrarán los que elogien las dos anotaciones de Berterame, lo que hizo que los Rayados se ubicaran en el dintel de una Final soñada.
Y ya sé que los más críticos del entrenador del Monterrey, Tano Ortiz, se le irán a la yugular por el planteamiento del primer tiempo, que no corrigió a tiempo, y, sin embargo, con el ingreso de “Tecatito” y de Rodrigo Aguirre el panorama fue otro. Y, si no, hay que tomar en cuenta el primer centro que Corona le puso al uruiguayo, quien asestó un severo cabezazo con el sello de gol, pero el portero cruzazulino se lució al enviarlo a tiro de esquina, como lo hizo en otro frentazo de Aguirre que demostró la calidad que tiene, con todo y que se ha ido en blanco en muchas jornadas.
Imagino, finalmente, que la despedida que le cantarán a Tano Ortiz los aficionados decepcionados y los periodistas que desempolvarán los anteriores cuatro fracasos del entrenador en su lucha por llegar a una final, pero que esta vez tiene un sabor mucho muy amargo.
Yo me enfoco, humildemente, en el significado que tiene para el futbol local de la máxima categoría no tener a los Rayados disputando el gallardete, cuando podía haber rescatado el vacío que dejaron los Tigres. Y no dejaré de reconocer la labor de un periodista argentino metido a entrenador, Martín Anselmi, quien logró en su primera temporada con Cruz Azul lo que muchos no esperaban por haberse comprometido a ir paso a paso a ubicar en su sitio en la cancha a los jugadores de una Máquina que de pronto mostró una faceta de campe´´on.
Lástima que se ve una Final de pobre futbol, con dos cuadros capitalinos que, al escenificar el “clásico joven”, no dan muestras de tener el nivel de un campeón. Tiene su mérito que lleguen sembrando esperanzas entre los suyos, pero no entre los conocedores que reconocen la pobreza de emociones que puedan brindar el domingo 26, tomando en cuenta la forma como se instalaron en una competencia que es de expectativas muy altas para ceñirse el cetro con todo honor.