Ya instalados en la fase final del torneo, se jugó el partido de ida por el campeonato del futbol mexicano entre los equipos América y Cruz Azul el cual terminó con empate a un gol y cuyo campeonato se decidirá en el de vuelta a jugarse el domingo en el Estadio Azteca.
No soy gran conocedor del futbol, mi estimado lector, ni técnico o auxiliar de técnico de algún equipo, más bien soy árbitro y mi fuerte son las reglas de juego y no los sistemas, o las formaciones, o las tácticas de algún equipo, pero mis años como árbitro profesional me abren un panorama para más o menos visualizar que equipo puede inclinar el triunfo a su favor. Y creo que aquí no hay mucha dificultad.
Me inclino a pensar que el Cruz Azul ya hizo mucho más que lo que tenía presupuestado al inicio de la temporada y que llegó a la instancia final por estar acompañado de “una pata de conejo” durante la fase de Liguilla. Eliminó a Pumas, no sin antes sufrir en el partido de vuelta que lo alcanzaran en el global , pero finalmente derrotó al equipo universitario y ante Rayados sufrió de más, casi hasta infartar a sus seguidores, y llegó a la Final porque el equipo de Monterrey fue un fallador consistente en los dos partidos. Más que por sus aciertos, fueron las fallas de los rivales quienes le dieron el pase.
Tan es así que el mismo técnico cementero, Martín Anselmi, lo dijo en su conferencia de juego, “hacen un cambio y el jugador que entra es tan bueno o mejor que el que sustituye”, no sé si para justificarse o para pararse “un poco el cuello” y dejar entre líneas que él es muy bueno.
Rayados los perdonó, el América… quien sabe.
El equipo cementero se puso adelante con un gol de penalti, en una acción en donde el delantero cementero Uriel “Cocodrilo Valdez” Antuna, (se acuerda de él) le metió colmillo a su ataque en el área americanista e inocentemente el guardameta americanista Luis Malagón cae inocentemente en la trampa y cuando reaccionó, “bolas Don Cuco”, penalti. Los ejecuta el mismo “actor Anguiano” (también se acuerda de él), y La Máquina se pone al frente 1-0.
Poco les duró el gusto, pues siete minutos después, Julián Quiñones anotó el del empate definitivo. El ataque cementero se volvió precavido, pues más les interesaba no recibir otro gol que buscar ir al de vuelta con algo de ventaja.
Fernando Hernández fue el silbante del partido con un trabajo bueno. Pudo ser mejor pero se conformó con no tener jugadas o decisiones polémicas. Para el de vuelta el silbante será Marco Antonio Ortiz. Veremos y escribiremos.