¿Quién es el culpable de la tragedia en San Pedro? ¿Protección Civil municipal, por no alertar, incluso suspender, el cierre de campaña ante las tres alertas tempranas de que el clima era inestable?
¿La empresa encargada de colocar el templete, por no revisar el pronóstico -y si lo hicieron, peor aún- e instalar una estructura más sólida que pudiera soportar el viento? ¿El comité de campaña de Lorenia Canavati, por ignorar o desconocer la amenaza climatológica que estaba llegando a la zona de la ciudad en la que se realizaría el cierre?
¿Los medios de comunicación de Monterrey que no enfatizaron en alertar a la población de lo que estaba por venir?
Tan lamentable es la suma de incapacidades o negligencias que facilitaron la tragedia como despreciable es el actuar de gobernador, su esposa y el candidato presidencial de Movimiento Ciudadano tras la caída del templete en San Pedro.
Que el gobierno del estado ofrezca indemnización es moralmente reprobable porque el responsable legal es Movimiento Ciudadano, el partido político.
Esta organización es quien debería de haber tomado la responsabilidad de gastos de hospitalización, de recuperación y funerarios como mínimo.
Que hasta después de que sucedió el desplome el gobernador saliera a pedirle a la población que se resguarde es ofensivo para las víctimas y sus familias.
Qué cómodo, ahogado el niño, a tapar el pozo. Igualmente ofensivo ha sido el deambular de Samuel García y los candidatos (su esposa y su amigo) por los hospitales y en la zona del accidente, más con el objetivo de levantar votos y presencia en redes amparados en la desgracia y la victimización que en la solidaridad.
El proceso electoral del 2024 en México ha sido atípico por donde se le vea: dos candidatas de entre quienes seguramente será la primera mujer presidenta, alianzas partidistas que antes serían imposibles, violencia imparable en contra de candidatos y funcionarios electorales, un presidente desbocado y una tragedia que bien pudo haberse evitado y que además se transformó en politiquería.