“¡No era penal!”, gritábamos entre llanto los mexicanos, para clamar ante el mundo una injusticia del tamaño del Cristo del Corcovado.
Porque el holandés Arjen Robben se había echado una zambullida magnífica ante el pie de Rafa Márquez, que quería despojarlo del balón, en tiempo de reposición, en el juego de octavos de final entre México y Países Bajos, en la Copa del Mundo de Brasil 2014.
Algunos ecos de aquel juego celebrado en el Estadio Castelao, de la ciudad Fortaleza, rebotaron por las paredes del Estadio Azteca, la noche del domingo 28 de mayo del 2024.
Por el Cruz Azul, Rodolfo Rotondi, como Rafa, también mete la pierna temerariamente, en una barrida al minuto 70, con el juego igualado sin goles.
Israel Reyes, del América, igual que Arjen, recurre a la técnica del Método de Stanislavski, para rubricar la mejor de actuación de su vida, en horario triple A y ante los ojos de todo el país. Los paralelos entre las dos jugadas son escalofriantes.
Hace una década el despliegue teatral de Robben dejó a México desolado. Fue un día 29 de junio del 2014.
El Tri tenía en un puño a los europeos y si bien se dejó empatar en el 88, luego de ir ganando con un gol de Gio Dos Santos, al 48, el partido iba muy parejo hasta que la jugada infausta llegó en el minuto 92.
El silbante Pedro Proenza, de Portugal, mordió el anzuelo en una época en que no existía el VAR. Me pregunto si la revisión en aquel entonces hubiera confirmado la falta en el área o si el árbitro hubiera rectificado.
No lo podremos saber nunca. Pero en el análisis forense de la jugada se atestigua que Rafa Márquez mete la pierna con imprudencia.
Se puede apreciar a Robben, como lo capta la cámara lenta, retarae su propio botín, pero cuando ya pasa el obstáculo del mexicano, y mientras tiene todo el cuerpo suspendido en el aire, arquea la espalda, como si le hubieran dado un escopetazo en la espina dorsal, y cae de bruces en el césped. La actuación es para estatuilla.
Proenza sanciona, impresionado por la escena. Huntelaar cobra sin piedad desde los once pasos, para anotar el 2-1 final.
Nacido en la provincia norteña de Gringa, Robben era un atacante con una zurda excepcional, pero con una larguísima cauda de faltas fingidas en todos los escenarios de primer nivel en los que estuvo. Abundan los videos en los que, ajeno al pudor, se tira en el césped, para vender la falta.
A veces los árbitros se las compraban. Se ve de manera burda cómo deja la pierna atrás, como él se enreda entre sus pies, cómo se retuerce para buscar la sanción.
Llegó a la cita de Brasil a los 30 años de edad, como un histrión consumado. En un análisis efectuado por el medio The Stony Book Press, titulado irónicamente “un profundo clavado en el infame penalti de Arjen Robben contra México”, se concluye que la falta era inexistente y que no debió ser sancionada.
En la lluviosa velada en el Azteca, como ocurrió en el Castelao, Reyes se echó un clavadazo magistral.
Lo sorprendente es que el árbitro Marco Antonio Ortiz, tras marcar la pena máxima, tuvo oportunidad de revisarla a placer y desde todos los ángulos.
Lo que él vio, lo mismo que millones de telespectadores, fue una barrida imprudente de Rotondi, acompañada de una actuación del americanista.
Porque si bien puntea el balón primero, salta sobre el cruzazulino, pero arrastra el pie derecho para buscar el contacto con el torso de Rotondi. Lo que sigue es parte de la clase de histrionismo que aprenden pronto todos los profesionales en México.
Israel cae con el cuerpo descompuesto, para incrementar la dosis del drama. La Federación Mexicana de Futbol, para transparentar la decisión de Ortiz, dio a conocer las conversaciones con los encargados de la revisión en la cabina.
Uno de ellos insiste que Reyes deja la pierna intencionalmente para provocar el contacto y recomienda la retractación.
Pero el silbante toma una determinación tajante con un argumento sencillo: fue falta provocada por la imprudencia de Rotondi.
Como todos observaron en el instante mismo del incidente, el argentino no debió meter la pierna, porque el riesgo de falta era elevadísimo.
Pero al hacerlo no ocasionó que existiera la infracción reglamentaria, como concluye Ortiz. Y así, con una decisión arbitral cuestionadísima, se cerró el capítulo de lo que en los anales de la historia será llamado Torneo Clausura 2024, en el que el América obtuvo su bicampeonato.
Árbitrio es una palabra que se refiere a poder y a autoridad, cualidades de las que goza el árbitro en el futbol.
El bien llamado Nazareno, porque le cargan todas las culpas para crucificarlo, tiene la facultad de apreciar las circunstancias desde su punto de vista personalísimo y moderar sus decisiones con libertad y propio criterio.
Es, en suma, en el terreno de juego, un todo poderoso. Y de nada sirven los reclamos en su contra, como lo constató Cruz Azul, en esa noche de sus desventuras.
Bien se dice que entre más maldice el jugador al árbitro, es porque más lo necesita.