El caso Siboldi en Tigres es el mejor ejemplo de como no se debe manejar una situación de crisis en un equipo de fútbol.
El silencio es el mejor amigo de la “rumorología” que acompañado de las redes sociales y los amantes de los “likes” hacen una bomba que te puede explotar en las manos.
Tigres ha tenido un manejo pésimo de ello permitiendo que las redes sociales hagan su trabajo destructivo, que aunque no lo crean, le va a partir la maceta en lo deportivo a sus equipos varonil y femenil de la máxima categoría y sub 20 femenil.
Tigres no midió las consecuencias de su silencio y filtración de información mocha a ciertos medios de comunicación y/o empleados de los mismos.
Que si Siboldi y su equipo de trabajo filtraron información a sus homólogos de
Rayados para sus duelos de cuartos de final, ¿en serio se dio eso?
El fútbol es el deporte más prehistórico que hay. Una vez que sabes la alineación ya sabes como va a jugar tu rival. Rival que ya estudiaste con tu “inteligencia deportiva”. No hay secretos en el fútbol, ya sabes las capacidades de tus enemigos y como van a jugar. Ya en el campo todo puede pasar, errores, aciertos o simplemente un mal día para algunos o un excelente día para otros. El amaño de los juegos está en el sentar a tus mejores elementos y eso es muy obvio, arreglar jugadores que estarán en la cancha de inicio especialmente empezarían por el portero ¿no? Hay muchos casos así.
Una novela mal escrita con actores del micrófono que vieron mensajes y escucharon audios que no mostraron.
Pero el silencio maldito de directiva provocó que las redes destructivas hicieran un trabajo sucio que salpicó a terceras personas, empleados de ellos mismos a quienes inclusive, en caso extremo, les pueden destruir hasta la carrera.
Ya Siboldi habló y aclaró que nada de lo dicho en redes y medios es verídico y me parece la más inteligente de las ideas del ex técnico felino. Algo que la directiva con su negativa a pronunciarse no ha hecho, permitiendo una bola de especulaciones ofensivas en la mayoría de los casos.
Rayados se vio salpicado y de inmediato reaccionó con un boletín para aclarar lo dicho en redes y medios, no en Tigres, porque ellos como los mariachis, callaron. Callaron a rumores que ellos mismos provocaron con su silencio y mal información o información a medias.
Siboldi hasta señaló que habrá consecuencias para quienes hayan mentido, o algo así interpreté al leer el comunicado en sus redes y ojalá y así sea porque tanto este tema como muchos otros se han vuelto costumbre en que de periodístico no tienen nada. Mejor crear novelas valiendo madre el final pero que redituen en “likes”. Siboldi se ha visto afectado y actuará según su publicación.
Tigres debió aclarar hasta con una mentira pero debió hacerlo y prefirió el silencio de los inocentes cuando la culpabilidad termina recayendo en quien guardó silencio por todo lo que ha provocado afectando a jugadores (as) de su propia institución.
En cuanto a Siboldi, si no fue renovado, Tigres estaba en su derecho porque los objetivos del semestre no se cumplieron, ni ganaron la conca para su lugar en el mundial de clubes ni siquiera llegaron a la final donde su peor enemigo los dejó fuera en cuartos.
Así que tan fácil era no renovar al estratega cuando no se cumplieron las metas pero quisieron hacer de esto algo más grande que se les salió de las garras y las consecuencias son graves por la afectación a terceros (as) aunque diga que no pasó nada y a darle vuelta a la página.
No recuerdo tanto odio entre las directivas de ambos equipos pero bueno ese es otro boleto. A Siboldi debieron darle la salida fácil y no hacer novelas de mala calidad con personajes en medios que también quedaron pésimamente mal parados por aventarse lo que en medios se dice como “volada”.
Manejo erróneo de una crisis provocada desde tu interior que se ha llevado entre las “patas” a más personas por culpa de la falta de información, real o no, de la fuente y de las redes que así como construyen también destruyen.
Bien Siboldi por aclarar el punto y prometer consecuencias que sienten un precedente y no esperar a que todo se llene de polvo y se olvide.