Una de las razones por la que los (y ahora las) jóvenes aspiran a ser futbolistas, se funda en el dinero y la fama, en cuya contribución juegan un papel destacado los medios informativos, principalmente la televisión y los sitios web. Desde luego que son mucho más los varones que están dispuestos a dejar los estudios y la familia, si son llamados por un club, aunque no sea de la ciudad donde residen. Están dispuestos a todo con tal de dar rienda suelta a sus sueños y sentirse unos afortunados en la lista de quienes podrían continuar su carrera, pian pianito, en Europa. Claro que al paso del tiempo se dan cuenta de que la cosa no es tan fácil. Y ni en las fuerzas básicas con admitidos, porque además de calidad deportiva, requieren un golpe de suerte en la recomendación entre entrenadores y directivos. Chicos abundan entre los “llaneros” que jamás fueron vistos para medir su potencialidad inclusive frente a “troncos” que llegan del extranjero.
Sin embargo, los profesionales del balompié en México, que han sabido cuidar su imagen y han podido aprovechar las oportunidades que hoy brinda el mercado internacional para ubicarse fuera de México, especialmente en un club de Europa, saben que sí importa mucho el dinero y la fama, pero después de haber cuidado sus inversiones y el futuro económico de su familia, lo que vale en el aterrizaje de su carrera es la calidad de vida, más que el nivel social. Por eso, no es de extrañar que Guillermo Ochoa sea noticia en sus negociaciones con un equipo chico de España, como lo hizo antes en otro sin relevancia de Francia y con el último de Italia, que se fue en picada en la tabla de posiciones.
Pocos podremos entender que quizá su propósito es dejar de ganar más dinero en México, que lo que le ofrecen en el viejo continente, porque el gran portero mexicano está velando por la calidad de vida que encuentra fuera de su tierra, al vivir en un ambiente inclusive bucólico, al lado de bosques y riachuelos, además muy lejos de los sobresaltos que son propias de la inseguridad de las ciudades complicadas. De ahí que me quiero imaginar a Memo Ochoa desear estar muy cerca de los suyos después de los entrenamientos, conociendo un entorno de mucha confianza social, y atendiendo el desarrollo escolar de sus hijos con todas las de la ley. ¿Dinero? ¡Sí, sí importa y siempre será atractivo! Pero llegar a los 40 años bien forrado de lana como para no temerle al futuro, te hace seguir aspirando a no dejar de trotar en las canchas, aunque con la mira puesta en otros valores que estimulan el espíritu sano de cualquier ser humano. Total, el sexto mundial como portero de la Selección Mexicana ya se ve demasiado lejos…
Y lo mismo podríamos estar cavilando del ex Rayado César Montes, quien no lo ha dicho pero es fácil imaginar que su ilusión de seguir en Europa no se ha extinguido, así sea en un club de poco renombre, que le sirva para proyectarse más arriba, en plena juventud biológica. Quizá no estaremos equivocados en esta forma de pensar si tomamos en cuenta que su esposa lo apoya en todo y su criatura merece un estilo de vida que su profesión le puede brindar.
Pero, claro, que si llegara a anteponer el dinero al bienestar y bienser de su gente más cercana, no tardaremos en verlo firmar para un club que le llene sus aspiraciones económicas, aunque no sean los Rayados de Monterrey, por los que sigue suspirando en su nostalgia de aquellos de su debut y los juegos que lo dieron a conocer como seleccionado y buen prospecto para hacer su vida en Europa. No salió el plan como él hubiera deseado, y, sin embargo, aún tiene un futuro promisorio, y la Copa América (ya cercana) le podría servir para un buen contrato que no atente contra la calidad de vida, por mucho nivel económico que le haga no saber medir lo mejor para sí mismo y los suyos.