Ya ni siquiera vale la pena enojarse…
No tiene caso.
Ya es de risa la situación no solo del seleccionado mexicano de fútbol, sino del torneo de chiste ése que están jugando que se llama Copa América.
Una copa que antes solo jugaban los del cono sur, porque no sabían que América abarca otro montón de países más al norte.
Los seleccionados participan a sabiendas que este mugrero fue organizado para que Argentina, la consentida de FIFA, se llevara el título, como sucedió en el Mundial pasado.
Ya vimos que ante Chile ocurrió un robo descarado. A los argentinos les perdonaron una roja y penal por una codazo a la cara de Victor Dávila; una roja a De Paul por pisar a un chileno; otro penal que no marcan por un empujón con las dos manos sobre otro atacante andino y luego, cuando ya no podían más, les ayudan con un gol en fuera de juego. Listo.
Y esto lo hacen porque la tibieza y el silencio de los directivos de los demás países lo consiguen llenándoles la boca de billetes para que no puedan expresar sus quejas.
Y bueno, si les encanta que se rían de ellos, es una cosa, pero ya lo que hace, por ejemplo la selección de México, nos referimos al ridículo de apenas vencer a Jamaica y caer ante otro rival de nivel mediocre, como es Venezuela, ya es una burla.
La gente que se pone la camiseta verde y apoya y grita y cree en esa selección detrás de la TV o pagando un boleto de 250 dólares por ir a verlos, es ingenua.
Quieren pensar que deveras los representan y cantan con emoción el himno nacional, pero lo que hacen en verdad esa punta de mercenarios del fútbol, –hablamos de directivos y jugadores– es estafar a la gente incauta que una y otra vez les cree que ahora sí defenderán la bandera y el escudo tricolor con bravura. Y hablar de cómo jugaron o intentaron jugar ante Venezuela, ya hasta me da flojera.
Sin Edson, su mejor jugador, los que entraron, trataron y solo eso.
La tibieza de jugadores como Romo, Chávez, y Charlie les da para jugar sus partidos en clubes… ya competir a nivel selección ni hablar.
Entrar en detalle de lo que hicieron y no hicieron los de ataque Quiñones, Antuna, Giménez o Martínez, o más tarde Orbelín o Huerta o el gordito Vega, es inútil. Es perder el tiempo.
No tiene caso dedicarles siquiera un párrafo.
No vale la pena,
No podemos siquiera enojarnos por su estupidez.
Ya no dan patadas… dan risa.