La desesperación llevó al equipo mexicano a meterle intensidad al juego frente a la escuadra de Ecuador, pero sucedió lo que podría suceder: que el talento escaso en el Tricolor no le fuera suficiente para acceder a una siguiente fase de la Copa América.
Sin laterales que puedan ir a poner un buen servicio, sin volantes que puedan entregarles una pelota limpia, los atacantes, sin extremos que sepan cómo tirar un buen centro que no se estrelle en los rivales, es difícil juzgar a los ofensivos porque no la meten.
El discurso se centró en los dos penales que no marcó el árbitro, porque su nivel como juez es equiparable al futbolístico de la zona: raquítico.
El que sí marcó sobre Martínez y luego se retractó estuvo bien, esa no fue falta para marcar penal; pero hubo dos manos de defensivos que no quisieron marcar, aunque hoy a nadie le importaba que México avanzara. El niño del bautizo se llama Argentina.
En otros momentos, cuando los rivales por ejemplo en Copa Oro eran los centroamericanos y caribeños, el taquillero era México, hoy son otros.
México pasó a retirarse porque su fútbol en este momento es insuficiente para contender con rivales de cualquier nivel, ya no digamos potencias.
Ganarle Jamaica apenas con las uñas y no poder contra equipos tan malos como el mexicano, como son Venezuela y Ecuador te habla del retroceso a donde han llevado los dueños de la pelota al representativo azteca, donde tienen cabida no solo los jugadores de mediano nivel que no te saben tirar un pase preciso de 35 metros; ya ahora reclutan hasta a las sobras de otras selecciones.
Hay quienes piensan que “la culpa no la tiene el indio, sino el que lo hace compadre”… que la culpa la tienen los ingenuos mexicanos que dejan sus dólares en las taquillas para ir a verlos.
Es absurdo… es como responsabilizar a los consumidores de la droga llamada fútbol y exculpar a los que la producen y la trafican.
Futbolísticamente ese Tri y su entrenador son un absoluto fracaso. Eso no es el punto de discusión.
Ése es el problema; el origen es otro.
Ni siquiera los jugadores tienen la culpa de su nivel. Ellos hacen lo que pueden, corren, van, meten y hacen el esfuerzo. Que su talento no les alcance, no es su culpa.
Por supuesto que tampoco abundan jugadores de alto nivel para competir en esa instancia. Y no hay, ni habrá.
Los dueños de los equipos, algunos, dedicados a la trata de personas con tachones, están más preocupados comprando equipos en España para expandir su negocio del trasiego de futbolistas.
No están preocupados por producir nuevos futbolistas.
De hecho, a los dueños de clubes grandes, no les importa mucho el tema. Ellos son felices y exitosos comprando jugadores mediocres, ya hechos en otro lares, la producción no les deja mucho dinero. Su negocio es otro.