Más allá del color de la medalla, en México obtener una presea es un tema complicado. Hay algunos deportes donde México destaca y regularmente es posibilidad de medalla, pero son pocos y las medallas no siempre llegan, pero más allá de cada presea, el esfuerzo que hay detrás en comparación con el apoyo brindado es algo de resaltar.
Al momento de juntar estas letras, las arqueras mexicanas ganaron la medalla de bronce, en un merecido esfuerzo al vencer a las holandesas que particularmente tenían a otra mexicana como representante.
La emoción en sus rostros, en sus familias, en quienes narraban es algo que pone la piel chinita, algo que tal vez no dimensionamos a la distancia, al no ver el esfuerzo diario de cientos de representantes que buscan becas, apoyos y dar a conocer su deporte, mientras combinan sus estudios, familias, otros trabajos para poder ser profesionales en actividades que normalmente no tienen la proyección o atracción como los sospechosos comunes, fútbol, basquetbol, beisbol y en otras latitudes, rugby y criquet.
La sola burocracia que tenemos en México donde en ocasiones se les solicita vender calzones, da por sí solo para felicitar el esfuerzo que representa el cargar la imagen de un país para lograr que en algún momento se toque el himno nacional ante todo el mundo, el desdén hacia el deporte es algo de analizar, el potencial desaprovechado que conlleva el ver como mexicanos pelean ante el mundo por sobresalir y dejar el nombre de su nación en alto, es algo que no debería pasar desapercibido, ya que miles de jóvenes y adultos pudieran tener esa inyección de ánimo para mover sus atrofiados músculos y oxigenar un poco la masa cerebral en aras de tener un vida más sana, balanceada y con mejor actitud.
Los esfuerzos individuales no son algo ajeno en este país, ante la falta de colaboración en el colectivo, el ir solo por la gloria, pero en nombre de México es más la regla que la excepción, ya que todavía no hemos aprendido a trabajar en equipo desde dirigentes, deportistas y afición para proyectar la potencial de un país que como dicen los memes, no somos potencia porque no queremos.
Siempre hay un líder que despierta conciencias para iniciar un movimiento que permee en la sociedad, Ana Guevara no parece ser esa líder, que, si bien logró grandes cosas en el atletismo, siempre fue sola y por ende no parece saber trabajar o impulsar al deporte en México, contagiada del mundo político para mal en lugar de traer lo mejor de los valores deportivos hacia la política.
Por ahora toca felicitar a las arqueras de México, que en conjunto las tres, Ana Valencia, Ana Paula Vázquez y Ángela Ruiz, han logrado una medalla más para la gran vitrina nacional que tiene aún mucho espacio para buscar esos logros que nos hagan sentir orgullosos de esta nación.
El medallero bien puede ser el fiel reflejo de nuestro actuar como nación, por lo que nos toca motivarnos y actuar para impulsar más historias que generen ese movimiento que despierte conciencias y cuerpos para tener una vida más balanceada, empezando por lo físico.
Cómo todo toca empezar cada uno, así que no nos vendría mal caminar unos pasos en nuestros queridos y salvajes parques públicos, paso a paso, poco a poco y en unos años podríamos tener algo más que celebrar, no solo medallas, pero si una cultura deportiva que permee en toda la sociedad y sus hábitos, lo que al final se puede reflejar en algunas medallas que levanten el orgullo y ánimo nacional.
Por ahora los juegos son jóvenes, esperemos en nuestros sillones por más alegrías.
¡Saludos desde el sillón!