París, Fra.-
El boxeo olímpico vivió una escena muy fuerte, donde Imane Khelif -oriunda de Argelia- le rompió la nariz a su contrincante italiana, Angela Carini, a los cuarenta y seis segundos de combate.
Rápidamente, las imágenes del duelo se viralizaron en redes sociales. No sólo por la reacción de Angela, quien rompió en llanto y gritó “no es justo” tras perder, sino por el propio nombre de Imane Khelif, quien ha sido continuamente señalada por no aprobar las pruebas de género que se realizaron previo a la justa veraniega, provocando que viva discriminación por su condición física: hiperandrogenismo.
Momentos después, Imane se acercó a Angela para darle una palmada en la espalda, pero la italiana le rechazó.
El combate desató múltiples respuestas, donde la principal señalada fue Imane Khelif, precisamente, por los señalamientos sobre su identidad de género.
El año pasado, la pugilista de Argelia fue descalificada del campeonato mundial de boxeo femenil por sus altos niveles de testosterona. Y su presencia en los Juegos Olímpicos de París causó ruido, junto con la taiwanesa Lin Yu-Ting, por las mismas razones.
Más allá del discurso desatado en redes sociales, Imane es cisgénero. Es decir, nació como mujer y se identifica como tal. Sus niveles de testosterona se deben a que tiene hiperandrogenismo, provocando que luche contra la discriminación tanto dentro, como fuera del ring.
Pero también está la contraparte, donde la Asociación Internacional de Box (IBA) se mantiene firme en su postura, sentenciando que no cumple con los requerimentos para participar en las competencias femeniles.
Incluso, el Comité Olímpico Argelino (COA) defendió a su boxeadora y calificó como “mentira” el discurso discriminatorio que se desató en redes sociales, mayoritariamente contra Imane y la comunidad transgénero.
El caso de Imane no es aislado. Así como ella y Lin Yu-Ting, la corredora sudafricana, Caster Semenya, también ha sido objeto de críticas por su identidad.