Cuando les contaba que estas tierras cercanas se llamaban Coahuila-Texas y que finalmente quedaron en solo Texas, no se crean todo lo que dicen los libros de texto gringos que se “brincan” la verdadera historia del agandalle de tierras mexicanas.
Porque sabrán que si apenas los criollos españoles empezaban a organizarse, los territorios estaban far far away, ósea muy lejanos, que poco les importó a nuestros gobernantes tener algo de control.
Por eso el padre de Stephen Austin, Moses, les daba a su hijo la recomienda de ir allá con los “mexicans” a pedir algo de chance para poder colonizar estas tierras que parecían un infierno por el calor y decían no tenían nada más que lagartijas, alacranes y víboras. Craso error. Se les olvidó que acá habría unas ricas Whataburgers.
Y si me preguntan por Rosa María, pos está todavía esperando que le lleve una burger doble con tocino, se las recomiendo viene con lechuga, tomate, sus onions rings. Ahh y todavía no habían inventado la malteada de vainilla.
También los gringos juran que inventaron el chili de Wendys. Pos cómo, díganme si los frijoles son mexicanos. Ahora dirán que también se les ocurrieron los nachos con guacamole. Que ya saben de dónde viene.
Pero bueno, a mis tres lectores les decía que cuando vino Stephen, my friend Esteban para los cuates a México, de repente caían unos presidentes y llegaban otros, porque las ansias de control del poder eran muy grandes, y a ese agréguenle que la iglesia tenía gran poder en las decisiones en este incipiente país heredero de los aztecas, donde destacó el centralismo y perjudicó a los demás estados de la periferia.
En su insistencia de establecerse en Texas (¿por qué no buscó en Quebec?), ante la negativa del virrey Joaquín de Arredondo de traer 300 familias para colonizar Texas, consiguió el apoyo de personajes como el barón Felipe Neri de Bastrop, para que se quedaran y lucharan contra los comanches, kikapús y apaches, como les contaba antes de los problemas que tuvieron los colonos sobre las Guerras Indias.
Al enfermar Moses, le encomienda a su hijo que porfis fuera a México (a la capital) para obtener el permiso legal de establecerse en Texas.
Y pos les cuento, que fueron varios viajes a la lejana ciudad, y tener que esperar que se pusieran de acuerdo los mandatarios, porque si estaba Guadalupe Victoria, al año llegó Vicente Guerrero en 1829, después José María Bocanegra y al otro año Anastasio Bustamante.
Y falta por mencionar a Melchor Múzquiz, Manuel Gómez Pedraza y por supuesto al General Antonio López de Santa Anna, que estuvo 11 veces nada más.
Por eso de que la encarnizada guerra en la llamada Intervención Norteamericana, que en México sí viene en los libros, en el otro lado se refieren como la “Mexican Cession”, o sea la Cesión Mexicana. ¿Cuál cesión si fue a juerzas?
“Según los términos del tratado negociado por Trist, México cedió a Estados Unidos la Alta California y Nuevo México. Esto se conoció como la Cesión Mexicana e incluía los actuales Arizona y Nuevo México y partes de Utah, Nevada y Colorado”, citan los Archivos Nacionales de USA quesque nos dieron 15 millones de dólares que quiénsabe dónde quedaron.
En un México que no se sabía quien gobernaba, algo que en pleno Siglo XXI ya sabemos que sí ¿o no?
Entiendan algo: México no pidió esa guerra, fue el pretexto del expansionismo norteamericano, el “América para los americanos”, muy listos no pelearon hacia el norte con Canadá, porque los franceses no se dejaron, así que lo viable era mirar hacia las tierras del sur. Además era más fácil sobornar a algunos con plata. Si no díganme porqué fueron los gringos a Cuba a convencer a Santa Anna que regresara a ser presidente (¿oootra vez?) a México.
Y de esto, de la honorabilidad de nuestros políticos, todavía falta mucho tela que cortar.