Yo reconocí plenamente a ese hombre. Se lo dije al Ministerio Público sin titubeos. Su cabello lacio y feo, su naríz chata, sus ojos, todo hacían obvio que se trataba de José Inés, “El Polluelo”, el hombre que se hizo pasar como primo de “El Cepillo”, el tratante que me explotó sexualmente por cuatro años desde que yo tenía 12 años.
“El Polluelo” me tiró pura labia. Me dijo que “su primo” estaba enamorado de mí, que me daría una vida muy bonita y que estaría a salvo con él.
Esa era su labor: enganchar niñas como yo. Por él viví un infierno en el que yo calculo que me violaron más de 30 mil veces por varias partes de México.
Y aunque al Ministerio Público le dije que no tenía dudas de que ese detenido era culpable de todo lo que me había pasado, el juez Ramón Jiménez Casco, juez penal del Distrito Judicial de Guridi y Alcocer, en Tlaxcala, lo liberó.
Dijo que no había pruebas suficientes y echó a la basura 12 años de esfuerzos por atraparlo en los que incluso se involucró Santiago Nieto, el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera.
Hoy “El Polluelo” está libre de nuevo. Yo sólo espero que lo volvamos a atrapar antes de que lastime a más niñas y que ese juez Jiménez sea castigado por lo que hizo. Karla Jacinto, sobreviviente de trata de personas en México y activista contra la explotación sexual.
Segunda historia: ¿Te acuerdas de “El Lunares”, el jefe de La Unión Tepito? Ah, pues yo lo conocí luego luego que llegó al Reno (Reclusorio Norte). Se le veía lo incorregible a lo lejos. Caminaba muy león, porque apenas llegó lo fueron a recibir sus chavos.
No lo bajaban de patrón, jefazo, como dios. La verdad conviví poco con él porque es de esos internos que sí te meten en un problema. Luego han matado compañeros por pasarse de listos con gente así. Yo de lejitos, sí trataba de imponerme, pero no tanto, ¿para qué?
Si desde que llegó les dijo a todos que ya tenía todo arreglado, que en los juzgados lo iban a liberar de volada. Dicho y hecho: no pasó nada de tiempo cuando nos avisaron que ya se iba como blanca palomita.
Ya luego preguntando me dijeron que sí soltó una lana y que hasta había dejado un poquito de más allá en los juzgados para que después liberaran a sus chavos.
Ya por eso uno se la sabe: mejor no meterse con esa gente que sabe llegar a acuerdos con los de arriba. Francisco N., custodio en el Reclusorio Norte.
Este es un extracto de la nota de investigación periodística que escribió el 7 de septiembre de 2020 el periodista Oscar Balderas y la cual lleva por título “¿Qué tan corruptos son nuestro jueces? 8 historias de terror”.
La escribió hace cuatro años exactamente, antes de las historias que se inventaron de que el presidente AMLO propuso la reforma al poder judicial como una venganza política en contra de la actual presidenta Norma Piña por no ponerse de pie en un evento.
Esa y otras muchas historias las usan para confundir, para distraer y para evitar que pierdan esos privilegios que tanto niegan, pero que tanto bien les hace.
Es un sistema que funciona perfectamente, desde el abogado que defiende o acusa, hasta el juez que determina la sentencia, absuelve o condena. ¿A qué se debe el miedo? A que deje de funcionar ese andamiaje corrupto al servicio del que más tenga dinero.
Échele un ojo a ese reportaje del que hablo y que fue publicado en el portal https://m-x.com.mx, está de miedo.
¿Cómo explicarse que un alcalde de Tamaulipas haya librado una investigación en su contra presentando 24 amparos? La única explicación es que fue gracias a la podredumbre que existe en el Poder Judicial, esa de la que tanto se queja el presidente, esa que ha cobrado miles de víctimas y que ha liberado a miles de delincuentes.
Nos han contado la historia hasta el cansancio de que con la reforma que se propone los juzgadores podrán ser cooptados por los criminales, la pregunta es: ¿más?
El miedo a la reforma al Poder Judicial es precisamente promovido por quienes les aterra que les hagan cumplir sus sentencias, pagar sus crímenes y presentarse ante la justicia.
Para bien o para mal, será esa o cualquier otra, pero una reforma es necesaria. ¿Funcionará? Confiemos en que así sea, por el bien de todos y de las próximas generaciones. No se hagan bolas, México ya cambió y los que dejaron de mandar son los que hoy patalean como chamaco berrinchudo.
Reenviado “Cuatro casos en los últimos 30 días han sacudido al Poder Judicial en México, revelando las grietas por las cuales se cuela la violencia y la impunidad. El asesinato en Colima del juez federal Uriel Villegas y su esposa, quienes no contaban con escolta pese a manejar casos sensibles.
La liberación de María Eva N., la mamá de José Antonio Yépez Ortiz, “El Marro”, fundador del Cártel Santa Rosa de Lima. La sanción por seis meses de un secretario de juzgados por presuntamente recibir un soborno a cambio de la absolución de José Ángel N., “El Mochomo”, presunto coautor intelectual y material de la desaparición y homicidio de los 43 normalistas de Ayotzinapa (fue detenido nuevamente por otro caso).
La obtención a destiempo de una orden de aprehensión el ex titular de la Agencia de Investigación Criminal, Tomás Zerón, quien hoy está evadido de la justicia”.
Oscar Balderas. Periodista de investigación. 7 de septiembre de 2020 EME | EQUIS