David Bowie ha sido aclamado como una de las grandes figuras del arte del Siglo XX.
El documental de Brett Morgan trasciende al rock star y se concentra en la persona, presentándolo como un ser híper sensible, que además de la música, exploraba el arte, en vertientes notables de escultura, pintura, fotografía y el video.
Se le muestra como un ser taciturno y de mente compleja que desde su pasmosidad movía a multitudes.
La crónica de sus años se va entreverando con extractos de sus conciertos intensos.
Toda la narrativa va en un tono psicodélico, con imágenes alteradas de iluminación y con remembranzas del arte de Andy Warhol.
El viaje visual es alucinante, y representa con precisión al genio, que llevaba una vida apacible y quien, según dice, era extravagante porque gozaba de explorar las vertientes oscuras del ser humano.
Iba a sitios mentales y físicos a donde pocos se atrevían. Un deleite.
(NC-17. No apto para menores de 18)
@LucianoCamposG