En vísperas de perder su más eficaz apoyo con la democratización del Poder Judicial, la plutocracia autóctona, de más allá de las fronteras y allende los océanos, ésta busca apoyos en el aún poderoso sector mediático, la otra cara de la moneda del lawfare que se aplica en prácticamente todos los confines del planeta para crear confusión y sembrar conflictos sociales que van desde la pura irritación popular inducida, hasta los genocidios abiertos y tolerados.
El lawfare es la utilización abusiva o ilegal de las instancias judiciales nacionales e internacionales, manteniendo una apariencia de legalidad, para inhabilitar o provocar el repudio popular, utilizando a los medios comprometidos y la postverdad. Esta es, según la Real Academia de la Lengua, un neologismo que se refiere a la distorsión deliberada de una realidad, manipulando creencias y emociones con el objetivo de influir en la opinión pública y en las actitudes sociales.
Los ejemplos menudean. Al interior, El Universal, uno de los adalides del conservadurismo, publicó una nota reciente en la que se dice que: “Niños armados se enfrentan a militares; hay tres muertos. Durante un operativo de seguridad, elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), detectaron a un grupo de personas que escapaban ante su presencia y a la par, realizaban disparos contra los cuerpos castrenses. En dicho encuentro, se reportó un saldo de tres personas sin vida y ocho más detenidas, entre las cuales se encuentran por lo menos seis menores de edad”.
No se necesita ser experto para detectar la manipulación del contenido de la nota. Mientras que la cabeza habla de niños enfrentando el ejército, luego se explica que entre los muertos y detenidos hubo seis menores de edad, que no es lo mismo. “Llamó la atención, de manera importante, que entre los detenidos, seis son menores de edad, aunque no se especificaron las edades. Los detenidos portaban armas de grueso calibre y por ello se encuentran bajo resguardo en instalaciones de la Fiscalía General de la República (FGR)”. Quien lea esto sin filtro, se imagina las escenas de las películas.
Por su parte, El Independiente publica: “Guerra civil derivada de “la traición” parece incontrolable en Sinaloa: NYT” y, junto con otros de la misma calaña, asegura que: “En las últimas semanas, el estado de Sinaloa se ha convertido en una zona de guerra tras la supuesta traición a Ismael “El Mayo” Zambada, uno de los líderes históricos del Cártel de Sinaloa. Este conflicto, descrito en un reportaje de Natalie Kitroeff y Paulina Villegas para The New York Times, ha dejado un rastro de violencia, desapariciones y asesinatos, desatando una brutal guerra civil entre facciones del cártel”.
Con ello hacen juego a la prensa norteamericana que busca crear las condiciones necesarias para una intervención militar y para justificar la cuantiosa venta de armas al crimen organizado de México. Si lo dijo el New York Times para dar mayor énfasis de la contienda política interna que habrá de llevar a las elecciones presidenciales, pos ni modo; pero, el colmo es que lo repliquen medios escritos y cibernéticos de México para crear un estado de sicosis que dista mucho de ser realidad.
Las amenazas contra México y su gobierno, son groseras y directas; por ejemplo, La senadora Katie Britt y el senador John Cornyn señalaron: “La confiscación del puerto de aguas profundas de Vulcan por parte del presidente López Obrador representa una expropiación flagrante de una operación legalmente permitida y de propiedad estadounidense, y el asalto de su administración al estado de derecho está poniendo en peligro los intereses económicos y de seguridad nacional de Estados Unidos. Le hemos advertido en repetidas ocasiones de que si su administración traspasaba esta línea, se producirían graves consecuencias. Ahora que intenta llevar a cabo este plan de pato cojo, aprenderá rápidamente que cumplimos nuestras promesas”. ¡Órale!
Ante esas evidencias, el pueblo de México y quienes se beneficiaron de la Cuarta Transformación, están obligados a levantar la cabeza y manifestarse a favor de la soberanía nacional, del gobierno que se han dado mediante un voto copioso y de la dignidad nacional. Si la oposición es tan obtusa que sirve a los poderes fácticos, quienes tienen más de dos dedos de frente, están obligados a evidenciar y denunciar los embates de aquí y de allá. ¡Es hora de definiciones.