Más allá del resultado en el emparrillado y del tricampeonato de los Borregos Salvajes del Tec de Monterrey ante los Auténticos Tigres de la UANL en la final de la Liga Mayor de la ONEFA jugada el viernes pasado, los jugadores de ambos equipos merecen un reconocimiento a la disciplina, entrega, pundonor y espíritu de competitividad como unos auténticos gigantes estudiantiles.
En dramático duelo de tiempos extras, en el que cualquiera de los dos pudo haber ganado y que mantuvo a la afición al borde de las butacas del Estadio Banorte de Monterrey, los Borregos Salvajes hicieron historia en la ONEFA con este tricampeonato, aunque con mucho espíritu deportivo reconocieron el trabajo de los Auténticos Tigres, consolidándose la supremacía de ambas instituciones nuevoleonesas como las mejores del país.
Estos gigantes estudiantiles de ambas instituciones merecen un digno reconocimiento y un análisis del porque mantienen el liderazgo en el país, como un acierto de las rectorías de ambos planteles que le dan al deporte y, particularmente al futbol americano, un decidido apoyo como parte de la formación integral de sus jugadores y futuros profesionistas.
Como parte de la máxima de los clásicos, “mente sana en cuerpo sano”, los exitosos programas de apoyo al deporte estudiantil hablan del compromiso de las autoridades tanto del Tec como de la Uni, que los distingue del resto del país, incluyendo los de la Ciudad de México que por muchos años mantuvieron el reinado en las ligas nacionales.
¿Qué tienen de diferente estos gigantes estudiantiles? Además del compromiso de sus directivas y la selección de jugadores, junto con sus programas de preparación, la mística y la mentalidad los hace diferentes que el resto, más allá de la alimentación, los sistemas de entrenamiento, las becas o las tácticas de coucheo.
Tener hambre de triunfo, una visión bien clara en los objetivos, enfoque, concentración, formación desde las ligas infantiles, preparación psicológica para ser triunfadores y un exigente plan de competitividad, además de la fe con la que se entregan en cada práctica y en cada juego, son algunas de las herramientas fundamentales de estos gladiadores del emparrillado.
Tuve la fortuna de iniciar mis actividades como periodista hace 38 años, en 1986, cuando siendo aún estudiante de comunicación del Tecnológico de Monterrey escribía para un periódico regiomontano y cubrí la temporada del regreso triunfal de los Borregos a los títulos del futbol americano, de la mano del coach Frank González, que ese año lograron el triunfo en la Conferencia Nacional de la ONEFA ante las Panteras Negras de la UAM, iniciando una dinastía que entonces logró un tricampeonato antes de ascender a la liga mayor y mantenerse desde entonces como uno de los supremos rivales a vencer en todo México.
En paralelo escribía también de los Tigres de la UANL que en ese entonces estaban divididos en Oro, Azul y Blanco, luego de varios años de triunfos como Auténticos Tigres.
Conocí a ambos planteles de cerca, me tocó estar en sus prácticas, convivir como alumno con mis compañeros que eran jugadores, conocer su mística y estar en las diagonales tomando nota de sus acciones por más de tres temporadas, mientras yo continuaba mis estudios, por lo que puedo dar testimonio de la calidad ideológica y formativa que ya los 80´s fomentaban ambas instituciones y que evidentemente casi cuatro décadas después los pone como los dos gigantes de México.
Felicidades a los Borregos y a los Tigres, ambas universidades que tienen mi corazón, uno por ser mi alma mater y otra porque en lo profesional me ha tocado colaborar directamente con sus directivos.
¡Enhorabuena gigantes estudiantiles!