Sorpresivamente, el Toluca, el segundo equipo que mejor estaba jugando en el torneo, luego de la Máquina, quedó fuera.
América, luego de negociar su pase con los Xolos de Tijuana, en pago a sus servicios prestados a la mano pachona, también conocida como “La Cosa Nostra” o el Cártel del Gol, echó al mediocre Atlas que intentaba meterse al baile de XV Años por una puerta lateral.
Muy extrañamente, el Toluca dejó de jugar como sabe y el equipo que ha comprado sus dos títulos anteriores, quiere ahora ir por el Tri.
La Máquina muy extrañamente se dejó ganar en Tijuana y acelerando un poco, ahora le devolvió los tres goles al cuadro de Tijuana.
Dicen los que dicen que saben que en la ida ganó Caliente y en la vuelta, Codere… con eso de que las casas de apuestas mueven los hilos y untan las manos de ciertos protagonistas para hacer dinero.
Y bueno entonces, quedaron listas ya las semifinales…
El Monterrey fue a la Capital a terminar lo que ya había comenzado en La Pastora, luego de un desteñido partido de ida donde la primera y única vez que tiraron un remate dentro de los tres palos que defendía González, fue cuando Canales marcó de tiro penal.
¿Cómo puedes ganar un partido donde ninguna vez en jugada tiras a puerta?
Pues lo ganaron. Chino Huerta creó él solo cinco jugadas de gol y todo el aparato ofensivo albiazul, ninguna. Raro. Muy raro.
Sin embargo, en la vuelta le pusieron una desconocida a ese equipo mediocre que se llama Pumas, donde el mejor futbolistas que tiene se llama César Huerta y los demás son una bola de tipos cuya misión es ensuciar el partido, patear, empujar, picudear, cometer faltas y agredir. Es la naturaleza de un entrenador de poca monta como el que tienen. Muchos argentinos así conciben el fútbol. Viven de la trampa, es su vida.
Monterrey le respondió, ahora sí, con goles.
Los Rayados generaban poco fútbol, con Canales como único creativo. Los demás intentan, pero el aporte es casi nulo.
Con la llegada de Ocampos creció exponencialmente el volumen de juego en la generación del mismo y la contundencia frente al arco. A trallazos echaron a los Pumas que nada tenían que hacer en la mesa de los que mejor juegan. Huerta no puede solo y en cuanto se vaya, resentirán mucho.
Los Rayados ya están ahí.
El otro que se esperaba, Tigres, no pudo remontar a un San Luis que se vio como un equipo compacto, con orden, limpio para jugar, muy sólido, muy disciplinado tácticamente con un cuadro sin grandes estrellas, pero sí mejores futbolistas que los sobrevalorados felinos que caminan la cancha como si fueran los grandes cracks y nada que ver.
Cobran como figuras porque su club tiene mucha plata y puede tirarla trayendo troncos inflados que cuestan millones de dólares y no te saben dar un buen centro.
Además de que algunos son tan marrulleros y sucios para jugar que se inventan faltas, has de cuenta como su equipo femenil que les sobraba soberbia, y les faltaba humildad y fútbol.
Por eso fueron humilladas las de su equipo femenil y ahora el varonil.
Están cortados con la misma tijera.
Caminan por la vida como si fueran pilotos de la British Airways, con lentes de RayBan y sus barras doradas sobre los hombros, como si el mundo no los mereciera, pero el cuadro potosino les sorrajó allá tres sonoras bofetadas que los bajó de su nube.
Ya en la vuelta, fue parecido. Pudieron jugar tres días seguidos y no la iban a meter.
A la Semifinal llegaron dos de los tres equipos que mejor fútbol mostraron –Cruz Azul y San Luis; el otro era Toluca– un sorpresivo Monterrey que mejoró su aparato creativo y ofensivo, pero sigue sufriendo en defensa; y un América que juega con dados cargados y naipes bajo la manga, comprando árbitros, como sucedió en las dos Finales anteriores ante Tigres con Escobedo y ante la Máquina con Ortiz… con 12, y tres más en el VAR, para ellos es más fácil.
Si a su dueño lo investiga el FBI por corrupción… ¿qué puedes esperar de una Liga donde puedes comprar a los silbantes?.
Pues… lo que ya ha sucedido durante muchos años y sigue sucediendo.