El futbol y en la vida los cambios no se llegan de la noche a la mañana, hoy en el partido de Ida de la Final ante el América, el Monterrey tiene la oportunidad de confirmar que algo está cambiando en su interior, que una importante fortaleza colectiva se está fraguando.
Las revoluciones van dejando algunos rastros que si los leemos bien permiten saber que algo está por llegar. Por lo regular empiezan por dentro, y los reporteros que cubren la fuente son los primeros en darse cuenta.
Y en Rayados hace tiempo que el futbol empieza a dejar rastros de que algo puede suceder. Lo interesante de la vida y del futbol es que nunca tenemos la certeza de que las cosas llegarán, y eso invita a que el esfuerzo sea permanente.
En los últimos años, salvo el título del Apertura 2019, donde Antonio Mohamed como director técnico, comandó al equipo junto a un inspirado Rogelio Funes Mori, al título, el Monterrey se quedó a la orilla por fallas individuales en los momentos clave.
Pero al mismo tiempo a lo largo de ese tiempo se imponía un entorno donde faltaba la ambición y el carácter colectivo, que no estaba a la altura de importante nómina que conformaba el plantel.
No sabe si los Rayados serán campeones o no, pero el espíritu del equipo ha cambiado, y el personaje que mejor refleja esa personalidad es el argentino Lucas Ocampos, el árbol bajo cuya sombra se refugia e inspira el plantel, algo así como Guille Franco o Humberto Suazo en su momento.
Digamos que es el eslabón que le faltaba a este proceso que el Monterrey inició hace tiempo, claro existen otros líderes como Sergio Canales, el español, el argentino Jorge “Corcho” Rodríguez, y el mexicano Héctor Moreno.
A partir, empiezan a surgir otros liderazgos animados por la seguridad que da el plantel, y jugadores que quizá tenían un protagonismo discreto asoman y dicen “aquí estoy”, como Gerardo Arteaga y en la portería Luis “El Mochis” Cárdenas. Un técnico Martín Demichelis que se adaptó rápido a la Liga y ha sabido sacarle provecho al plantel con el que cuenta.
Tiempo de darle crédito al trabajo de José Antonio “Tato” Noriega, el presidente del equipo tan criticado en su momento, porque supo encontrar el perfil de jugadores que se necesita. Hoy Rayados tiene hombres y nombres.
Quizá parece aventurado, pero hay momentos para decirlo: Los señales, el rastro, que va dejando este proceso, nos dicen que así, con estos pequeños triunfos, empiezan las dinastías.
Falta mucho camino, son muchos factores, pero hay señales, rastros, para pensar que puede suceder.