El Maratón Powerade Monterrey me gusta porque no sólo nos desafía en lo físico, sino también en los mental, en lo intelectual, en lo emocional.
Acabamos de vivirlo el pasado 8 de diciembre. Y como ya lo he compartido en redes sociales, me troné en el kilómetros 36, o más bien me terminé de tronar, porque nunca me sentí fuerte, producto de situaciones laborales que me desgastaron desde la preparación.
En mi otra área de interacción periodística, que es el futbol, se dice que entre más alto es el nivel del juego, más intelectual se vuelve.
Por eso, muchos jugadores que en ciertos niveles o categorías son cracks, no brillan igual cuando llegan a la Primera División o ligas más fuertes. Porque ahí se requiere un cierto nivel de análisis del juego, de síntesis, y por lo tanto, de ejecución.
Y creo que este Maratón después de haberlo corrido nueve veces, nos desafía no sólo en lo físico y en lo de fortaleza mental, también nos desafía en lo intelectual.
Juega con nosotros desde los días previos en base qué condiciones climáticas nos encontraremos, ¿lluvia? ¿humedad? ¿frío? ¿calor? Incluso podemos sufrirlas todas el mismo día.
Hay que planear bien cómo nos vamos a administrar desde el arranque, a qué ritmo saldremos y cómo llevaremos la parte en ascenso más relevante que es a través de la avenida Lázaro Cárdenas más o menos hasta el kilómetro 28. Después vendrá el descenso por la avenida Morones Prieto, un tramo final que, se puede decir, es algo relativamente placentero si nos administramos bien durante ese trayecto hasta la avenida Lázaro Cárdenas.
Pero, ¡ojo! allí, sobre la avenida Morones Prieto, se presenta otro desafío, que son los puentes que hay que saber atacar en la subida y en la bajada.
En mi caso, acostumbrado a que la meta solía estar casi al entrar a Fundidora, por las obras del Metro, ahora tuvimos que atravesar primero un laberinto que extendió el sufrimiento.
Y por si fuera poco, al ser Monterrey una Ciudad que vibra como pocas al ritmo del futbol, algunos o uchos solemos llegar al maratón con pocas horas de sueño por los partidos de Liguilla que suelen jugarse el sábado, una noche antes del Maratón.
Pero si pudiera decir algo acerca de todas estas circunstancias que lo rodean, diré que me encanta nuestro maratón de casa con su desafío intelectual y que lo correré siempre que pueda.