En estos días he estado realizando un trabajo de auto reconocimiento: quién fui a los 21 años, antes de mi implantación y quién durante.
Tampoco que haya sido una cosa extraordinaria un escote con poco aumento o que me haya exhibido con él por todos lados, pero si le añadió un bonus extra a mi apariencia, que al final me la quitaron ya que se estaba mermando con mi salud; sin embargo lo que siempre me ha dado autoestima es considerar que mi cerebro es lo más sexy y atractivo que tengo.
También, me di cuenta que sin querer utilicé mi físico como brújula para filtrar a la gente: los superficiales sólo veían lo que tenían frente a sus narices, mientras que los más analíticos, detectaron en mí a una oruga, mientas ellos ya eran mariposas.
En el camino, los primeros con complejo de inferioridad o quienes querían pasarse de listos, y no lo lograron, intentaron hacerme a un lado con juicios y siendo crueles; mientras que los segundos ya líderes y exitosos, me dieron la mano, porque me reconocieron en el proceso que ellos ya habían pasado.
Cuando empecé mi trabajo profesional, primero me acusaron de ser muy bonita para tener intelecto, después cuando tuve hijos y mi cuerpo cambió, también por los problemas de los implantes como la piel deshidratada, la cara hinchada que me hacía ver mayor, así como con la tiroides, que me impedía bajar de peso; me hicieron saber su opinión: que según ellos ya no valía como antes, mientras yo con todos los problemas pero queriéndome mucho, no entendía de qué estaban hablando.
No faltó quien hasta sacó provecho de mi situación, ya que una “amiga” a la que le dije que escribiría un libro para contar mi historia, desapareció unos meses, poco después de mi confesión, por lo que pensé que se había hartado de escucharme, pero lo que hizo fue ir a vender mi idea sin permiso a un concurso de guiones y ganó.
Sin ofrecerme trabajo ni retribución para apoyarme en mi cirugía, sólo me creyó tonta para tratar de convencerme que me haría famosa si de ese guión se hacía una serie. Sin empatía alguna, sólo pensó en hacer negocios a costa mía.
Me quiso seguir cuestionando para terminar su trabajo, no para alivianar mi carga y eso me hizo sentir como niño con cáncer del cual una AC se había aprovechado para pedir dinero por su problema, además me solicitó ayuda con el guión porque no le cuadraba en su revisión con los organizadores del concurso, lo cual le negué y también utilizar mi nombre en su proyecto, pero lo que más me molestó es que al parecer no me
conocía bien, ya que en su trabajo dio a entender que las prótesis eran las que me habían hecho destacar en el área profesional.
Durante este trayecto de trabajo personal como profesional, sé que he confundido a muchos, menos a mi, ya que ante todo he sabido que la juventud y la belleza no me pertenecen, porque así como fui una adolescente que no se sabía bella, con suerte llegaré a la vejez, pero satisfecha con esa que me habita y la razón es que cada decisión que tomo me pregunto si eso me hará feliz.
Creo que el aumento de senos puede ser una opción si es algo que tú realmente quieres, no una imposición de quienes están a tu alrededor, además que debes de tener recursos por si se complica ya sea porque tu cuerpo no los acepte, se te encapsulen o porque no seas feliz y te des cuenta que no fue una decisión propia, sino por presión social.
El cirujano plástico, Carlos González, de Monterrey y uno de los mejores en la explantacion en México, me confesó en consulta que la mayoría de sus pacientes lo hace más por la presión de su pareja o bien, de su círculo cercano de amistades, y todavía son menos las que lo reconocen y se realizan una segunda intervención para liberarse de los implantes.
Lo que creo es que si frente al espejo no logras verte por dentro y reconocerte como alguien único, es que te estás viendo a través de tus críticos, quienes también tienen sus defectos y prefieren señalarte a ti, antes de verse a sí mismos, porque ese es un trabajo interno que no cualquiera tiene la conciencia y la capacidad de auto regalárselo.
Nunca permitas que alguien critique tu cuerpo y déjale claro que tu cuerpo es sólo tuyo y no su asunto.
Si antes sentí presión por mi apariencia, hoy ya no escucho a nadie.