Pep ha comenzado a mostrar su humanidad como técnico, después de años como el amo del banquillo, este año se ha quedado sin los resultados que tanto engalanan las formas tan vistosas de sus equipos.
Manchester City tienen recursos básicamente ilimitados, el equipo es un juguete de sus dueños, que no buscan ganancias, sino lavar su imagen ante el mundo, como el mundial de Qatar; pero ahora el fútbol comienza a ponerle lupa al gasto que siempre ha sido oneroso, el cual ahora aparentemente quieren regular para generar una cancha más pareja en el campo como en el escritorio.
Guardiola es un gran entrenador, pero sin recursos para tener a los jugadores ideales para su esquema, le provoca trabajar con lo que tiene y ahí es donde se demuestra que el estilo nunca estará encima de la capacidad de los jugadores. La desesperación y hasta los rasguños han aparecido en su rostro, la incapacidad de si quiera provocar empates hace que equipos como Chelsea, Arsenal y Liverpool se adelanten en la tabla para buscar arrebatarle el ansiado campeonato inglés a un City que está más cerca de buscar refuerzos legales que en la cancha.
Pep no es un mago, si tiene a mucho plantel lesionado, su estilo no se verá plasmado y continuará viviendo derrotas a las que jamás ha estado acostumbrado, ya que, por más equipos atractivos, siempre deja una estela de deuda, empezando por Barcelona cuya época dorada fue marcada por coincidir a Messi, Xavi, Iniesta, Busquets y compañía que ganaban mucho dinero y endeudaban mucho al club.
El triunfo nunca ha sido barato, las “Cenicientas” del fútbol son rarezas que más allá de un año con suerte, no dan mucho más para poder generar un proyecto, ya que, por cada triunfo, los jugadores y sus representantes exigen más y más dinero, en una cadena de eventos que al final termina pagando el aficionado de una u otra manera.
Guardiola no es víctima, sigue siendo el mejor, sobre todo cuando hay dinero, pero a espera de validar sus triunfos mediante tribunal, ese que busca sancionar a su club de manera ejemplar para desincentivar el uso desmedido de recursos para tener una cancha más pareja que acrecente la competencia y haga menos aburridos los torneos, queriendo tal vez, de manera utópica, tener mas variedad de campeones que generen en esos clubes olvidados la posibilidad de crecer en aficionados y economía.
El City en algún punto sacará de nuevo la cartera y las aguas volverán a su nivel, Guardiola dejará de rasguñarse y los trofeos lloverán de nuevo por el Etihad Stadium, sus aficionados, sin importarles de donde proviene la billetiza, exigirán campeonatos y solo queda ver que tanta influencia pueden tener en los directivos que les investigan.
El tropiezo de Pep es hasta divertido, porque alimenta la idea de que necesita dinero para ganar, que no es el genio que pensamos y que sufre como cualquier humano ante las carencias de todo entrenador, pero no creo que por mucho tiempo.
Veremos en 2025 hasta donde llega la leyenda de ese gran entrenador, si logra salir del bache con su talento, o necesita el rescate económico que muchos técnicos no tienen, pero este lado humano no pasará desapercibido en la historia del fútbol.
¡Saludos desde el sillón!