Cuando a los ocho años llegué a residir a Matamoros, Tamaulipas, ni en sueños imaginé que mi semblanza estaría en un libro que agrupa a 55 personajes en vida, cito textual: “notables y ejemplares en sus desempeños profesionales en las humanidades y las artes, la ciencia y la investigación, el deporte y las hazañas de innovación y empresas”.
De la autoría de Jorge Cuéllar Montoya, doctor en Filosofía de la Universidad de La Habana, y merecedor recientemente del Reconocimiento a la Excelencia Profesional de la UANL, la lista empieza con el exitoso empresario José Ramiro Garza Cantú, originario de Reynosa.
En cuanto a mi inclusión comparto y quiero recordar que a mediados de 2024 me contactó el periodista y editor del libro, Celso José Garza, para decirme que respondiera un cuestionario, cuyas respuestas serían tomadas en cuenta para redactar mi semblanza.
Cuando hablé con Jorge fui honesto: “Pero yo no nací en Tamaulipas, sino en Torreón, Coahuila”. Y creo que también él honestamente me respondió: “Pero creciste en Matamoros y en el periodismo de Tamaulipas haz dejado huella como fundador del periódico y de la encuestadora Hora Cero con reconocimiento nacional”.
Sin ser ególatra sus argumentos me convencieron para mandarle a Celso, semanas después, el material que me había solicitado para formar parte del libro titulado “Tamaulipas. Breve historia de una tierra de talentos”, que el autor presentó apenas en noviembre pasado en Ciudad Victoria.
Hace días recogí unos ejemplares que mandó a las oficinas de la Universidad “José Martí” en Monterrey, donde el también académico es rector, un cargo que combina a distancia el ser vocero de la Secretaría de Seguridad de Tamaulipas.
“Es un homenaje que el autor de esta obra, reconocido académico y servidor público originario de Matamoros, brinda a la Patria Chica en conmemoración a los dos siglos como Estado libre y soberano.
“Es un impulso genuino, lleno de afecto, admiración y respeto a esta tierra fronteriza… y referir a las nuevas generaciones los modelos de orgullo que pueden seguir nuestros artistas, académicos, empresarios y deportistas”, escribió Jorge en la presentación del libro.
Al hojearlo con sorpresa me entero de tamaulipecos realmente exitosos en el ámbito deportivo como el entrenador de futbol Víctor Manuel Vucetich, y cronista Enrique Bermúdez de la Serna. Y de otros jugador(a)s como Joaquín del Olmo, Alan Pulido, Dinora Garza y Rebeca Bernal, actual bicampeonato y capitana de Rayadas, entre otro(a)s.
Para quienes no están enterados, y tampoco tienen obligación de saberlo, cuatro de los 37 rectores que ha tenido la Universidad Autónoma de Nuevo León, cuatro nacieron en Tamaulipas: Lorenzo de Anda, Gregorio Farías Longoria, Manuel Silos Martínez y Rogelio Garza Rivera.
En el libro también se incluyen las semblanzas de personajes de la farándula mexicana como las actrices Laura Flores, Cecilia Suárez, Kika Garza, y la recién fallecida cantante matamorense Dulce, incluida por el autor cuando estaba en vida.
Y también está el nombre de Raúl González “El Matemático”, el marchista doble medallista olímpico de Los Angeles 1984, que muy niño llegó a Río Bravo procedente de su natal China, Nuevo León, y fue en en esa frontera donde se perfiló como atleta.
“En este libro, además de destacar sus amplios conocimientos, (Jorge) predica con el ejemplo la máxima humanista de que un personaje al ‘Honrar, se Honra’. Qué distinción tan especial es para todos los personajes que están incluidos en este homenaje”, escribió en el prólogo Clemente Rendón de la Garza, cronista vitalicio de Matamoros.
Me llama la atención que el autor haya despolitizado el libro para dar cabida a otros perfiles, pues hubiera sido muy incómodo incluir a ex gobernadores como Tomás Yarrington Ruvalcaba y Eugenio Hernández Flores, recién salidos de prisión.
También noto que hay omisiones de personajes -seguramente no de mala fe-, como doña Ninfa y don Heriberto Deándar Martínez, dos importantes editores y dueños de los periódicos El Mañana de Nuevo Laredo y El Mañana de Reynosa, respectivamente.
Sin embargo la aportación que hace Jorge para las nuevas generaciones está en las 209 páginas del libro.
En 1973 mi mamá Angelita llegó a Matamoros con cinco pequeños hijos y dos tías, Alicia y Agustina. Y con el paso de los años, cuando me preguntaban de dónde era, respondía: “De la tierra de Rigo Tovar”. Era un niño y no estaba enterado de la gran riqueza histórica, cultural y de recursos naturales de Tamaulipas.
A la fecha mis padres, mis hermanos y hermanas viven en Matamoros, 18 años residí en Reynosa, presumo mi Secundaria Número 1 y la Preparatoria Juan José de la Garza”, y hasta el los peores momentos de mi ciudad adoptiva, nunca he negado que: “Soy de Matamoros”.